Este episodio de Verde en Valor trata sobre la minería ilegal que se lleva a cabo en la Amazonía peruana, cómo es el proceso de extracción, cuál es el daño que le hace a la selva y por qué es tan difícil controlar esta actividad.
En el primer episodio de este podcast les contábamos que existen 3 amenazas muy relevantes que ponen en riesgo a la Amazonía. Estas son el tráfico ilícito de vida silvestre, la tala ilegal y la minería ilegal. Ya hemos tratado los primeros dos delitos y hoy vamos a hablar del último, es decir, de la minería ilegal.
Puedes escuchar aquí el cuarto episodio de VerdeEnValor o continuar leyendo.
La minería en nuestro país se viene llevando a cabo desde mucho antes de la colonización española. No es un secreto para nadie que el Perú es y siempre ha sido un país minero. Hoy es una actividad que se desarrolla a gran escala, representando el 11% del PBI anual. Pero así como en las últimas décadas ha crecido mucho la minería formal en el país, también lo ha hecho la informal y la ilegal.
Aquí es importante que hagamos una diferenciación entre estas dos últimas definiciones: la minería informal y la minería ilegal. La minería informal se desarrolla en zonas no prohibidas, es decir, en zonas donde sí está permitido hacerlo, por unidades que eventualmente podrían convertirse en formales, si cumplen con todo lo requerido para ello. En cambio, la minería ilegal se realiza en zonas prohibidas, en lugares donde el país no quiere que se realice actividad, de forma que al hacerlo, esta viola flagrantemente exigencias administrativas, técnicas, sociales y/o ambientales y es imposible que llegue a ser formal. De hecho, ejercerla está penado con cárcel.
Se estima que la extracción y comercio ilegal de minerales generó ingresos por entre 12 mi y 48 mil millones de dólares a nivel mundial en el año 2016, siendo el oro el principal producto comercializado. Y en Latinoamérica, el Perú es el país que más extrae y comercializa oro de manera ilegal. De hecho, la minería ilegal de oro representa entre el 22% y el 28% del total del valor de la producción minera de oro en el país.
Como contábamos en el episodio anterior, si Ucayali es la Meca de la tala ilegal, Madre de Dios es el epicentro de la minería ilegal aurífera. En dicha región, el 90% de la minería es informal o ilegal. Y dentro de Madre de Dios, el área de mayor incidencia de minería ilegal es la Reserva Nacional de Tambopata y su zona de amortiguamiento, donde la actividad ilegal se extiende a lo largo del río Malinowski en la zona conocida como La Pampa.
Si bien no existen cifras exactas, se estima que hay cerca de 10 mil mineros informales o ilegales en Madre de Dios y otras 20 mil personas que ofrecen servicios que giran alrededor de este sector. La minería es el principal sector económico en Madre de Dios, muy por encima del sector agropecuario o maderero.
Pero las consecuencias de esta actividad han sido devastadoras para la zona: en los últimos 34 años se han perdido aproximadamente 100 mil hectáreas de bosque, el equivalente a ¡140 mil canchas de fútbol!, convirtiendo estas áreas en humedales y poniendo en riesgo las especies que lo habitan y la sostenibilidad del bosque mismo.
La minería ilegal tiene otro riesgo enorme: para extraer el oro se usa mercurio, que puede resultar tóxico para la flora, la fauna y esparcirse a más espacios a través de ríos, lo que lo hace incluso un peligro para los seres humanos río abajo.
A pesar de que en el 2010 la zona de amortiguamiento de la Reserva de Tambopata, es decir, la zona colindante a la reserva, fue declarada zona de exclusión minera, esta medida no ha logrado contener el avance de la minería ilegal y reportes confirman que las invasiones en esta zona en realidad han aumentado.
¿Qué hace a la minería ilegal un problema tan difícil de mitigar?
El oro es un mineral sumamente valioso por gramo. El alto valor del mineral y el bajo volumen de traslado hacen que sea fácil producirlo a pequeña escala sin que sea fiscalizado o controlado. ¿Sabían ustedes, por ejemplo, que el crecimiento de la minería ilegal y de la deforestación están directamente relacionados con el precio del oro? Así, en los años en los que el oro sube de precio, se nota una tendencia clara en la cantidad de bosque que se pierde por la deforestación que causa la minería ilegal.
Las actividades mineras en Madre de Dios y el resto de la Amazonía se desarrollan en yacimientos situados en terrazas aluviales o al pie de monte y lechos del río, donde se encuentran arcillas y arenas que contienen partículas de oro. Las técnicas que se usan para extraer el oro ocasionan la deforestación del bosque, remueven suelos, contaminan y cambian el curso natural de quebradas y ríos.
Al igual que en los delitos de tala ilegal y comercialización de especies silvestres, la minería es un delito complejo de vigilar por el mismo espacio en donde se realiza: la selva a un territorio vasto, poco poblado y complejo de acceder. La superposición de derecho de usos de tierra que otorgan distintos organismos del Estado también favorece que estas tierras se negocien informalmente y muchas veces mineros ilegales acceden a áreas de explotación pagando un cupo a comunidades nativas o dueños del área. Además, existe poca articulación entre entidades públicas y falta información para planificar una solución al problema. No existe un censo de mineros ilegales e informales, por ejemplo, y los gobiernos regionales no cuentan con suficiente presupuesto para ejercer sus competencias.
Y el contexto social también juega un rol importante en este problema. De hecho, la mayoría de mineros ilegales en Madre de Dios son originarios de Cusco y Puno, que viajan buscando trabajo y que trabajan en condiciones inseguras o de explotación. ¿Qué hacer cuando el sector que mueve la economía de una región atenta contra la sostenibilidad de uno de los territorios más ricos en biodiversidad del planeta?
Una medida muy importante para reducir el impacto negativo de la minería en la Amazonía es empezar un proceso de formalización minera. Como explicamos al principio, la minería informal se lleva a cabo en áreas permitidas pero sin cumplir normas ambientales, de seguridad y evadiendo impuestos. Es necesario que exista una política multisectorial que priorice el proceso de formalización de mineros informales y artesanales. En el 2016 el proceso de formalización empezó una etapa de ordenamiento y agilización administrativa, que se espera culmine en diciembre de este año. También es necesario fortalecer el ordenamiento territorial consolidando información de bases de datos y mapas para establecer los usos de las tierras de manera eficiente.
Por otro lado, se debe fortalecer la institucionalidad de los gobiernos regionales y su fiscalización, actualizando sus instrumentos de gestión pública, digitalizando expedientes, incrementando su presupuesto y derivando personal a las zonas con más problemas ambientales. Pero además de estas medidas, se debe seguir persiguiendo la minería ilegal, que es la que más daño hace en la Amazonía. La labor fiscalizadora y sancionadora de estos delitos es trascendental, y para eso es necesario invertir en infraestructura y construcción de capacidades.
Finalmente, desde el lado de nosotros, como ciudadanos y consumidores que hoy sabemos que una parte importante del oro que se extrae en el Perú tiene procedencia ilegal, podemos decidir comprar oro certificado, que haya cumplido con estándares de extracción respetuosos con el ambiente y de trabajo digno.
Como siempre, gracias por escuchar. Acompáñanos en los siguientes episodios de Verde en Valor para seguir explorando la Amazonía desde un lugar más respetuoso y consciente.
Este podcast es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los EE. UU.