#VerdeEnValor. EP04: Minería ilegal
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#VerdeEnValor. EP04: Minería ilegal

20 May, 2021 | Por: Proyecto Prevenir

Este episodio de Verde en Valor trata sobre la minería ilegal que se lleva a cabo en la Amazonía peruana, cómo es el proceso de extracción, cuál es el daño que le hace a la selva y por qué es tan difícil controlar esta actividad.

En el primer episodio de este podcast les contábamos que existen 3 amenazas muy relevantes que ponen en riesgo a la Amazonía. Estas son el tráfico ilícito de vida silvestre, la tala ilegal y la minería ilegal. Ya hemos tratado los primeros dos delitos y hoy vamos a hablar del último, es decir, de la minería ilegal. 

Puedes escuchar aquí el cuarto episodio de VerdeEnValor o continuar leyendo.

[#VerdeEnValor] Ep. 4 Minería ilegal
En el episodio de hoy de Verde en Valor vamos a hablar sobre la minería ilegal que se lleva a cabo en la Amazonía peruana, cómo es el proceso de extracción de esta actividad, cuál es el daño que le hace a la selva y por qué es tan difícil controlarla. La Amazonía es una de las regiones más preciadas que tiene el Perú, pero también una de las más olvidadas. Verde en Valor es un podcast producido por el Comité de Lectura en alianza con el proyecto Prevenir de USAID, que tiene como objetivo visibilizar y generar conciencia sobre los delitos ambientales que se cometen en la Amazonía peruana.

Este va a ser un viaje para reflexionar sobre cómo podemos proteger algo tan valioso como nuestros bosques amazónicos y qué herramientas tenemos a la mano para prevenir y combatir estas amenazas. También debemos entender que más allá de las responsabilidades que le corresponden al Estado, nosotros como ciudadanos y también las empresas podemos jugar un rol clave en la reducción de los delitos ambientales. ¿Cómo están? Bienvenidos al cuarto episodio de Verde en Valor.

En el primer episodio de este podcast les contábamos que existen tres amenazas muy relevantes que ponen en riesgo la Amazonía. Estas son el tráfico ilícito de vía silvestre, la tala ilegal y la minería ilegal. Ya hemos tratado los primeros dos delitos y hoy vamos a hablar del tercero, es decir, de la minería ilegal.

La minería es una actividad que se practica en nuestro país desde mucho antes de la colonización española. No es un secreto para nadie que el Perú siempre ha desarrollado la minería. Hoy es una actividad que se lleva a cabo a gran escala representando el 11% del PBI anual.

Pero así como en las últimas décadas ha crecido mucho la minería formal en el país, también lo ha hecho la minería informal y la ilegal. Aquí es importante que hagamos una diferenciación entre estas dos últimas definiciones. La minería informal se desarrolla en zonas no prohibidas, es decir, en zonas donde sí está permitido hacer minería, por unidades que eventualmente podrían convertirse en formales si cumpliesen con todo lo requerido para ello.

En cambio, la minería ilegal se realiza en zonas prohibidas, en lugares del país donde no se quiere que se realice esta actividad, de forma que al hacerlo se está violando flagrantemente exigencias administrativas, técnicas sociales y o ambientales y es imposible que se llegue a ser formal. De hecho, ejercer la minería ilegal está penado con cárcel, como por ejemplo cuando se realiza en ríos, dentro de áreas protegidas o cuando se hace uso de materiales o maquinarias expresamente prohibidas. Además, no es secreto que la minería ilegal se encuentra asociada a otros males muy graves como el lavado de activos, la corrupción de autoridades y la trata de personas, además del trabajo infantil y el contrabando.

Se estima que la extracción y el comercio ilegal de minerales generó ingresos por entre 12.000 y 48.000 millones de dólares a nivel mundial en el año 2016, siendo el oro el principal producto comercializado ilegalmente. Y en Latinoamérica, el Perú es el país que más extrae y comercializa oro de manera ilegal. De hecho, la minería ilegal de oro representa entre el 22% y el 28% del total de la producción minera de oro en el país y ha desplazado al narcotráfico como la actividad ilícita más lucrativa en nuestro territorio.

Como contábamos en el episodio anterior, si Ucayali es la meca de la tala ilegal, Madre de Dios es el epicentro de la minería ilegal aurífera. En dicha región, el 90% de la minería es informal o ilegal. Y dentro de Madre de Dios, el área de mayor incidencia de minería ilegal es la Reserva Nacional de Tampopata y su zona de amortiguamiento, donde la actividad ilegal se extiende a lo largo del río Malinovsky, en la zona conocida como La Pampa.

Si bien no existen cifras exactas, se estima que hay cerca de 10.000 mineros informales o ilegales en Madre de Dios y otras 20.000 personas que ofrecen servicios que giran alrededor de este sector. La minería es el principal sector económico en Madre de Dios, muy por encima del sector agropecuario o maderero. Sin embargo, las consecuencias de esta actividad han sido devastadoras para la zona.

En los últimos 34 años se han perdido aproximadamente 100.000 hectáreas de bosque, el equivalente nada menos que a 140.000 canchas de fútbol, convirtiendo estas áreas en humedales tóxicos y poniendo en riesgo las especies que lo habitan y la sostenibilidad del bosque mismo. En La Pampa, el impacto es tan profundo que puede ser observado desde el espacio. Pero la minería ilegal tiene otro riesgo enorme.

Para extraer el oro se usa mercurio, que es sumamente tóxico para la flora, la fauna local, y que además puede esparcirse a más espacios como ciudades a través de los ríos, lo que hace incluso que sea un peligro para los seres humanos río abajo y especialmente para los niños en desarrollo. A pesar de que en el 2010 la zona de amortiguamiento de la reserva de Tambopata, es decir, la zona colindante a la reserva, fue declarada zona de exclusión minera, esta medida no ha logrado contener el avance de la minería ilegal. La operación Mercurio en La Pampa ha tenido éxito, pero este éxito es limitado cuando ya se puede identificar cómo la minería ilegal se ha incrementado en otras zonas cercanas como Pariamanu, Apayelón y Chaspa.

¿Qué hace a la minería ilegal un problema tan difícil de mitigar? El oro es un mineral sumamente valioso por gramo. El alto valor del mineral y el bajo volumen de traslado hacen que sea fácil producirlo a pequeña escala sin que sea fiscalizado o controlado. ¿Sabían ustedes, por ejemplo, que el crecimiento de la minería ilegal y de la deforestación están directamente relacionados con el precio del oro? Así, en los años en los que el precio del oro sube, se nota una tendencia muy clara en la cantidad de bosque que se pierde por la deforestación que causa justamente la minería ilegal.

Y en la crisis económica que ha dejado la pandemia, el oro subió su precio por ser una inversión de refugio para los inversionistas y esto, por supuesto, ha agravado el problema. El precio del oro, la pobreza, la falta de oportunidades, el acceso rápido a dinero efectivo y las bajas barreras de entrada para la minería ilegal son algunos de los factores que pueden ayudar a comprender por qué es que este es un problema tan difícil de manejar. Si nos adentramos un poco más en el problema, nos damos cuenta de que las actividades mineras en Madre Dios y en el resto de la Amazonía se desarrollan en yacimientos situados entre razas aluviales o al pie del monte y lechos de río, donde se encuentran arcillas y arenas que contienen partículas de oro.

Las malas técnicas que se usan para extraer el oro ocasionan la deforestación del bosque, remueven los suelos con metales pesados, contaminan y cambian el curso natural de las quebradas y los ríos. Son técnicas ineficientes, no hay exploración, se arrasa con todo porque no se sabe dónde o cuánto mineral existe. Para que se den una idea, el mercurio sólo recupera 50% de las partículas de oro, lo demás se pierde.

La informalidad impide que haya pues innovación tecnológica y mejora el proceso. Al igual que en los delitos de tala ilegal y comercialización de especies silvestres, la minería ilegal es un delito complejo de vigilar por el mismo espacio en el que se realiza. La selva es un territorio vasto, poco poblado y complejo de acceder.

La superposición de derechos de uso de tierra que otorgan distintos organismos del estado también favorece que estas tierras se negocien informalmente y muchas veces mineros ilegales acceden a áreas de explotación pagando un cupo a comunidades nativas o a los dueños del área. Además existe poca articulación entre entidades públicas y falta información para planificar una solución al problema. No existe un censo de mineros ilegales e informales, por ejemplo, y los gobiernos regionales no cuentan con suficiente presupuesto para ejercer sus competencias.

Y el contexto social juega también un rol importante en este problema. De hecho la mayoría de mineros ilegales en Madre de Dios son originarios de Cusco y Puno, que viajan buscando trabajo y que laboran en condiciones inseguras o de explotación. ¿Qué hacer cuando el sector que mueve la economía de una región atenta contra la sostenibilidad de uno de los territorios más ricos en biodiversidad del planeta? Pues una medida muy importante para reducir el impacto negativo de la minería ilegal en la Amazonía es empezar un proceso de formalización minera.

Como explicamos al principio, la minería informal se lleva a cabo en áreas permitidas pero sin cumplir normas ambientales, de seguridad y evadiendo impuestos. Es necesario que exista una política multisectorial que priorice un proceso de formalización de mineros informales y artesanales que incluya salvaguardas sociales y ambientales. En el 2016 el proceso de formalización empezó una etapa de ordenamiento y agilización administrativa que se espera se culmine en diciembre de este año.

También es necesario fortalecer el ordenamiento territorial consolidando información de bases de datos y mapas para establecer los usos de tierra de manera eficiente. Por otro lado se debe fortalecer la institucionalidad de los gobiernos regionales y su fiscalización actualizando sus instrumentos de gestión pública, digitalizando sus expedientes, incrementando su presupuesto y derivando personal a las zonas con más problemas ambientales. A modo de ejemplo entendemos que se estima que Madre de Dios produce 200 millones de dólares al año producto de la minería ilegal pero el gobierno central sólo invierte 350 mil dólares al año en formalización minera a cargo de la dirección regional.

Una cuarta medida que habría que adicionar a las anteriores es incluir el uso de nuevas tecnologías que no sólo son libres de mercurio sino que además son capaces de generar más utilidades a quienes las utiliza. Pero además de estas medidas se debe seguir persiguiendo a la minería ilegal que es la que más daño hace en la amazonía. La labor fiscalizadora y sancionadora de estos delitos es trascendental y para eso es necesario invertir en infraestructura, construcción de capacidades y trazabilidad.

Finalmente desde el lado de nosotros los ciudadanos y los consumidores que hoy sabemos que una parte importante del oro que se extrae en el Perú tiene procedencia ilegal podemos decidir comprar oro certificado, es decir que haya cumplido con estándares de extracción respetuosos con el ambiente y de trabajo digno. ¿Sabían por ejemplo que se ha encontrado oro ilegal en celulares y otros dispositivos electrónicos? La creciente demanda de oro como metal conductor en estos aparatos colabora a que la industria de minería ilegal siga creciendo. Eso sin tener en cuenta todos esos regalos que hacemos a nuestros seres queridos cuando nos casamos o cuando queremos celebrar un bautizo u otra ocasión especial.

¿Por qué no pensar tal vez en otros metales o materiales que no tienen un impacto tan negativo en el medioambiente como regalo? Ser responsables en nuestras compras puede tener un impacto inmenso en los bosques y en la vida de muchas personas. Como siempre gracias por escucharnos, acompáñanos en los siguientes episodios de Verde en Valor para seguir explorando la Amazonía desde un lugar más respetuoso y consciente. Este podcast es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense a través de la agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID.

Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

La minería en nuestro país se viene llevando a cabo desde mucho antes de la colonización española. No es un secreto para nadie que el Perú es y siempre ha sido un país minero. Hoy es una actividad que se desarrolla a gran escala, representando el 11% del PBI anual. Pero así como en las últimas décadas ha crecido mucho la minería formal en el país, también lo ha hecho la informal y la ilegal. 

Aquí es importante que hagamos una diferenciación entre estas dos últimas definiciones: la minería informal y la minería ilegal. La minería informal se desarrolla en zonas no prohibidas, es decir, en zonas donde sí está permitido hacerlo, por unidades que eventualmente podrían convertirse en formales, si cumplen con todo lo requerido para ello. En cambio, la minería ilegal se realiza en zonas prohibidas, en lugares donde el país no quiere que se realice actividad, de forma que al hacerlo, esta viola flagrantemente exigencias administrativas, técnicas, sociales y/o ambientales y es imposible que llegue a ser formal. De hecho, ejercerla está penado con cárcel.

Se estima que la extracción y comercio ilegal de minerales generó ingresos por entre 12 mi y 48 mil millones de dólares a nivel mundial en el año 2016, siendo el oro el principal producto comercializado. Y en Latinoamérica, el Perú es el país que más extrae y comercializa oro de manera ilegal. De hecho, la minería ilegal de oro representa entre el 22% y el 28% del total del valor de la producción minera de oro en el país.

Como contábamos en el episodio anterior, si Ucayali es la Meca de la tala ilegal, Madre de Dios es el epicentro de la minería ilegal aurífera. En dicha región, el 90% de la minería es informal o ilegal. Y dentro de Madre de Dios, el área de mayor incidencia de minería ilegal es la Reserva Nacional de Tambopata y su zona de amortiguamiento, donde la actividad ilegal se extiende a lo largo del río Malinowski en la zona conocida como La Pampa.

Si bien no existen cifras exactas, se estima que hay cerca de 10 mil mineros informales o ilegales en Madre de Dios y otras 20 mil personas que ofrecen servicios que giran alrededor de este sector. La minería es el principal sector económico en Madre de Dios, muy por encima del sector agropecuario o maderero.

Pero las consecuencias de esta actividad han sido devastadoras para la zona: en los últimos 34 años se han perdido aproximadamente 100 mil hectáreas de bosque, el equivalente a ¡140 mil canchas de fútbol!, convirtiendo estas áreas en humedales y poniendo en riesgo las especies que lo habitan y la sostenibilidad del bosque mismo.

La minería ilegal tiene otro riesgo enorme: para extraer el oro se usa mercurio, que puede resultar tóxico para la flora, la fauna y esparcirse a más espacios a través de ríos, lo que lo hace incluso un peligro para los seres humanos río abajo.

A pesar de que en el 2010 la zona de amortiguamiento de la Reserva de Tambopata, es decir, la zona colindante a la reserva, fue declarada zona de exclusión minera, esta medida no ha logrado contener el avance de la minería ilegal y reportes confirman que las invasiones en esta zona en realidad han aumentado. 

¿Qué hace a la minería ilegal un problema tan difícil de mitigar?

El oro es un mineral sumamente valioso por gramo. El alto valor del mineral y el bajo volumen de traslado hacen que sea fácil producirlo a pequeña escala sin que sea fiscalizado o controlado. ¿Sabían ustedes, por ejemplo, que el crecimiento de la minería ilegal y de la deforestación están directamente relacionados con el precio del oro? Así, en los años en los que el oro sube de precio, se nota una tendencia clara en la cantidad de bosque que se pierde por la deforestación que causa la minería ilegal.

Las actividades mineras en Madre de Dios y el resto de la Amazonía se desarrollan en yacimientos situados en terrazas aluviales o al pie de monte y lechos del río, donde se encuentran arcillas y arenas que contienen partículas de oro. Las técnicas que se usan para extraer el oro ocasionan la deforestación del bosque, remueven suelos, contaminan y cambian el curso natural de quebradas y ríos.

Al igual que en los delitos de tala ilegal y comercialización de especies silvestres, la minería es un delito complejo de vigilar por el mismo espacio en donde se realiza: la selva a un territorio vasto, poco poblado y complejo de acceder. La superposición de derecho de usos de tierra que otorgan distintos organismos del Estado también favorece que estas tierras se negocien informalmente y muchas veces mineros ilegales acceden a áreas de explotación pagando un cupo a comunidades nativas o dueños del área. Además, existe poca articulación entre entidades públicas y falta información para planificar una solución al problema. No existe un censo de mineros ilegales e informales, por ejemplo, y los gobiernos regionales no cuentan con suficiente presupuesto para ejercer sus competencias. 

Y el contexto social también juega un rol importante en este problema. De hecho, la mayoría de mineros ilegales en Madre de Dios son originarios de Cusco y Puno, que viajan buscando trabajo y que trabajan en condiciones inseguras o de explotación. ¿Qué hacer cuando el sector que mueve la economía de una región atenta contra la sostenibilidad de uno de los territorios más ricos en biodiversidad del planeta? 

Una medida muy importante para reducir el impacto negativo de la minería en la Amazonía es empezar un proceso de formalización minera. Como explicamos al principio, la minería informal se lleva a cabo en áreas permitidas pero sin cumplir normas ambientales, de seguridad y evadiendo impuestos. Es necesario que exista una política multisectorial que priorice el proceso de formalización de mineros informales y artesanales. En el 2016 el proceso de formalización empezó una etapa de ordenamiento y agilización administrativa, que se espera culmine en diciembre de este año. También es necesario fortalecer el ordenamiento territorial consolidando información de bases de datos y mapas para establecer los usos de las tierras de manera eficiente.

Por otro lado, se debe fortalecer la institucionalidad de los gobiernos regionales y su fiscalización, actualizando sus instrumentos de gestión pública, digitalizando expedientes, incrementando su presupuesto y derivando personal a las zonas con más problemas ambientales. Pero además de estas medidas, se debe seguir persiguiendo la minería ilegal, que es la que más daño hace en la Amazonía. La labor fiscalizadora y sancionadora de estos delitos es trascendental, y para eso es necesario invertir en infraestructura y construcción de capacidades.

Finalmente, desde el lado de nosotros, como ciudadanos y consumidores que hoy sabemos que una parte importante del oro que se extrae en el Perú tiene procedencia ilegal, podemos decidir comprar oro certificado, que haya cumplido con estándares de extracción respetuosos con el ambiente y de trabajo digno. 

Como siempre, gracias por escuchar. Acompáñanos en los siguientes episodios de Verde en Valor para seguir explorando la Amazonía desde un lugar más respetuoso y consciente. 

Este podcast es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los EE. UU.