En el episodio de hoy de Verde en Valor vamos a hablar sobre el rol del sector privado en la prevención de delitos ambientales en la selva.
¿Cómo están todos? Bienvenidos al último episodio de Verde en Valor. Los que nos han seguido desde el primer episodio sabrán que la primera parte de esta temporada intentamos compartir con ustedes cuáles eran los principales delitos ambientales que ponían en riesgo la Amazonía peruana, como son la tala ilegal, el tráfico de especies y la minería ilegal. Conforme hemos ido avanzando en este viaje, les hemos ido contando posibles soluciones que se van dando desde diferentes frentes a estos problemas. Y hoy, en el episodio final, queremos hablarles de lo que se puede hacer desde el sector privado para crear soluciones innovadoras frente a los delitos ambientales que se cometen en la selva peruana.
Puedes escuchar aquí el octavo episodio de #VerdeEnValor o continuar leyendo.
Desde Comité de Lectura creemos firmemente que las empresas tienen el enorme reto de operar y generar oportunidades en un contexto con muchos problemas socio ambientales. Es un desafío en un país donde muchos de los retos públicos se transfieren al sector privado. Pero priorizar el bienestar social y ambiental tanto como el económico puede terminar siendo la clave para la sostenibilidad de las empresas y del medio que las sostiene, buscando también asegurar el bienestar a las poblaciones que dependen de la Amazonía y puede resultar además en una posible fuente de nuevos ingresos y mercados.
La Amazonía es un lugar particularmente sensible en este tema. Por un lado, su riqueza abundante la hace un lugar atractivo para emprendimientos de madera, oro, castañas, frutos y miles de una diversidad de productos y más servicios adicionales. Por otro, de la mano de su naturaleza y abundancia está el equilibrio frágil de la selva, que se puede romper fácilmente si las empresas que operan lo hacen sin una visión de sostenibilidad.
El proyecto Prevenir produjo en 2020 un reporte sobre el panorama del sector privado para desarrollar una estrategia de compromiso de este sector a fin de promover la conservación de la Amazonía frente a los delitos ambientales. Al realizar un análisis de más de 190 organizaciones, se confirmó que muchas de ellas ya realizan actividades de conservación y están buscando nuevas formas para seguir contribuyendo a la sostenibilidad de los ecosistemas amazónicos en el futuro cercano. Algunas de estas organizaciones señalan que su interés en este tema se refleja a través de programas de responsabilidad social corporativa, que pueden traducirse en poner a disposición sus recursos tecnológicos, logísticos o de recursos humanos. Otras organizaciones, sobre todo aquellas educativas, han observado que su rol debería ser de generación y diseminación de información relevante sobre la sostenibilidad de la selva.
Le preguntamos a Orestes Orrego, Líder de Alianzas y Relaciones Institucionales del Proyecto Prevenir de USAID, a qué sectores pertenecen las empresas que están más interesadas en trabajar por la conservación.
Todo tipo de empresas pueden involucrarse en la conservación de la Amazonía. La contribución, sin embargo, dependerá en gran medida del sector al que pertenece la organización. Por ejemplo, si la empresa ya opera en la Amazonía, como puede ser una maderera o una empresa de ecoturismo, o aquellas que proveen servicios a estas industrias, podrían participar e invertir en actividades lideradas por el sector privado por su proximidad geográfica. Por otro lado, las empresas ligadas a medios de comunicación podrían involucrarse en la difusión de información y en la generación de conciencia sobre patrones de consumo responsable. Otro tipo de organizaciones, como aquellas que operan a nivel nacional, pero con oficinas regionales, o aquellas que trabajan a lo largo de la cadena de valor de productos amazónicos, podrían estar interesadas e involucrarse en la co-creación de oportunidades.
Como menciona Orestes, en la Amazonía, el sector privado puede ser clave para, por ejemplo, acercar consumidores a los pequeños productores locales, que muchas veces no tienen acceso a los mercados donde sus productos tienen mayor demanda. Así, se puede lograr un impacto muy grande cuando los pobladores y productores de la Amazonía se enlazan con compradores, comercializadores y acopiadores en mejores condiciones y promoviendo una cadena de valor sostenible.
Un ejemplo de cómo esto se puede lograr es Shiwi. Shiwi es una empresa social que nació en el 2011 y que comercializa productos que vienen de áreas naturales protegidas o áreas de conservación privada y comunal. Para Sofía Rubio, su fundadora, existen dos perfiles predominantes en este ámbito: por un lado, el de los amantes de la naturaleza, y por otro el de los empresarios, a quienes lo que más les importa es vender sus productos. Pero ¿qué pasa si mezclamos estos dos perfiles para asegurar sustento a las personas que viven dentro o cerca de las áreas de conservación, respetando el equilibrio ecológico de la zona? Así nació Shiwi, que empezó en un castañal dentro de la reserva nacional Tambopata.
Nosotros recolectábamos la castaña y la forma de gestionar eso en la región era que los castañeros le vendían su castaña a las empresas acopiadoras, las empresas se encargaban de pelarla, de venderla y exportarla. Los castañeros recibían un pago, con un precio justo o no, y esto era alrededor de febrero o marzo, los hijos de los castañeros iban al colegio, con esa plata de la castaña se compraban los útiles, los uniformes, se invertía en algo más, y se acabó, se acabó la plata de la castaña y había que ir a la chacra, o a la madera o a la minería, principalmente.
El negocio de la castaña es muy particular porque si bien es un fruto que se cosecha, no es uno que se siembra: los árboles que dan castañas tienen cerca de 500 años y su stock se limita a lo que sea que dé ese año. En Shiwi decidieron que convertirían la materia prima en otros productos hechos a base de castaña, y así habría trabajo por más tiempo, para más gente y a un valor más atractivo que solo la materia prima. A partir del 2015 empezaron a trabajar con más áreas protegidas del país y productos como miel y aceite de coco, que permitieron diversificar su oferta y resistir a la crisis que vino con la pandemia. Así, además, se le da valor al bosque propiciando un manejo responsable de los recursos y, consecuentemente comprometiendo a los usuarios con su conservación. Y no hay que olvidar también que generar economías sostenibles alrededor de estas actividades sirve como alternativa a actividades ilegales como la tala ilegal y la minería ilegal.
Tenemos que entender que antes de existir las empresas, existen las personas y los recursos. Si no entendemos que eso es primero, después no va a haber espacio para empresas, corporaciones, instituciones u organizaciones más complejas como son las empresas.
Shiwi es solo una de las muchas y muy diversas empresas que está apostando por la sostenibilidad de la selva de manera comprometida. También queremos contarles de Casa Collab, un estudio de joyería de diseño colaborativo que trabaja de manera responsable con comunidades amazónicas y con el ambiente. Andrea José Castro, fundadora de Casa Collab, nos cuenta un poco más de este emprendimiento:
Casa Collab colabora actualmente con un minero de Madre de Dios en el desarrollo de mejores prácticas de minería artesanal. Esto va directamente vinculado a la eliminación del uso de mercurio en las prácticas extractivas y además en la implementación de la reforestación de las zonas afectadas por la minería. Eso último es realmente muy diferente a la manera como se ha venido haciendo minería en la zona pues al cerrar el ciclo de extracción minera en esta zona y reforestarla, regeneramos los ecosistemas de la zona y este proceso circular de extracción y luego regeneración de la tierra nos permite conservar estas zonas para las futuras generaciones y también para que la Amazonía continúe siendo un pulmón para el mundo.
Como recordarán, la minería informal e ilegal es uno de los problemas más serios de Madre de Dios, uno de los lugares donde se extrae más oro en todo el Perú, y donde muchos ecosistemas frágiles se ven afectados por el uso de mercurio y por la deforestación. Desde su creación en el 2016, Casa Collab brinda una alternativa sostenible a los consumidores que quieren comprar oro de manera responsable en un contexto en el que es difícil tener certeza de dónde viene el oro que compramos, generando simultáneamente valor agregado al consumidor e incentivos para mejorar las prácticas extractivas en beneficio de la Amazonía y su gente, y acceder a la formalización.
Aunque existen cada vez más experiencias prometedoras que involucran al sector privado en la conservación de la Amazonía, de acuerdo con el estudio que les contábamos, las organizaciones privadas citan dos principales factores que las disuaden de una participación más activa en este sentido. Por un lado, están las condiciones generadas por la deficiente gobernanza: la corrupción, alta informalidad, excesiva burocracia o fiscalización ineficiente, y por otro lado, las organizaciones consultadas consideran que hay un limitado acceso a fuentes de financiamiento para iniciativas de conservación o de promoción de alternativas económicas sostenibles en las zonas de alta biodiversidad. Como recuerda Orestes, sin embargo, hay diversas maneras en las que el sector privado puede contribuir con la conservación de la Amazonía, por ejemplo, desde la implementación de mejores prácticas en sus propias operaciones.
Cabe resaltar que la mayoría de las empresas no ve como su rol hacer frente a los delitos ambientales, pero sí pueden articular su trabajo de manera más propositiva, en torno a las posibilidades que brinda la conservación de la biodiversidad, por ejemplo, propiciando la investigación y el desarrollo en torno a cadenas de valor sostenibles.
Este análisis evidencia que hay distintas maneras de involucrar a la empresa privada en la conservación de la Amazonía, como incorporar mejores prácticas en su operación para reducir impactos, o promover su participación directa en iniciativas de conservación complementarias a sus programas de responsabilidad social, o priorizar la sostenibilidad como pilar fundamental de su operación para preocuparse equitativamente de la generación de ingresos sin dejar de contribuir al bien común de los pobladores y ecosistemas amazónicos. Incluso, se puede considerar el empleo de incentivos económicos u otros para involucrarla. La Amazonía puede y debe ser una gran fuente de oportunidades para que el sector privado pueda generar riqueza y empleo de manera sostenible. Como ven, de la mano con la sociedad civil y el sector público, el sector privado puede tener un impacto muy grande en la conservación de la Amazonía.
Si el Estado tiene responsabilidades y el sector privado también, ¿qué rol podemos jugar nosotros, como ciudadanos de a pie, en la conservación de la Amazonía? Como consumidores tenemos un poder muy grande, desde la capacidad de elegir productos y empresas ambiental y socialmente responsables, hasta el modificar nuestras prácticas de consumo en bien de la naturaleza o exigir públicamente cambios o sanciones cuando identificamos malas prácticas empresariales.
Bueno, hemos llegado al fin de esta temporada. Muchas gracias por habernos acompañado en estos 8 episodios de Verde en Valor. En este breve viaje hemos querido contarles lo que está pasando en la Amazonía peruana y darles herramientas para que juntos podamos pensar soluciones y alternativas para tratar a la selva de manera sostenible. Nos vamos con la idea firme de que sí es posible tener una Amazonía con desarrollo, sin poner en riesgo su diversidad y, en cambio, potenciándola y aprovechándola sosteniblemente. Nos vemos pronto.
Este podcast es posible gracias al apoyo del pueblo estadounidense a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los EE. UU.