Impacto

El ciclo destructivo

Mucho más que tala

Cuando entran al bosque, los taladores ilegales abren caminos en zonas que antes eran inaccesibles. Durante su paso se alimentan de fauna local, sin importarles si la especie está en peligro, o si son crías o hembras. Estos nuevos senderos son luego utilizados por quienes entran a extraer el resto de la madera, no tan valiosa en el mercado comercial. Se avanza así con la degradación del ecosistema hasta llegar a la deforestación de los bosques y la migración de la fauna que ahí habitaba.

Como las poblaciones aledañas necesitan ahora generar sus alimentos, estas tierras que fueron forestales pasan a ser para la agricultura. Esta destrucción del hábitat original pone en riesgo la subsistencia de ciertas especies de plantas y animales salvajes. Además, altera los cauces naturales del agua, con las consecuentes inundaciones, desplazamiento de tierras y huaicos.

De la Amazonía al mercado

Cómo se blanquea la madera ilegal

Sacar de la Amazonía la madera talada ilegalmente implica pasar por diversos puntos de control. ¿Cómo lo logran sin documentos oficiales y sin permisos de exportación aprobados por la autoridad forestal? 

El mecanismo es reusar contratos forestales, planes de manejo forestales y guías de transporte forestal originales, o emplear documentos nuevos, pero consignando información falsa. Estos permisos —como lo reveló esta investigación de la organización Environmental Investigation Agency— son vendidos en el mercado negro. En ellos se declara ubicaciones forestales falsas, y luego se tala árboles de forma ilegal en otro lugar. Es así como se le da apariencia legal a un producto forestal extraído ilegalmente. 

Esta madera es ofrecida a los principales aserraderos del Perú. Sin hacer muchas preguntas sobre su origen, la procesan y envían al mercado formal. Se completa así la cadena de suministro, desde las zonas de aprovechamiento en las profundidades de la selva amazónica, hasta Lima y los puertos de la selva y el Callao.