Lorenzo y Julita: El programa radial sobre delitos ambientales en la Amazonía
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Lorenzo y Julita: El programa radial sobre delitos ambientales en la Amazonía

25 Abr, 2022 | Por: Proyecto Prevenir

Lorenzo y Julita son dos jóvenes imprudentes que, unidos por el destino, buscan generar dinero en Madre de Dios (Perú), a través de cualquier medio y sin medir las consecuencias; incluso, las que trae la minería ilegal. Pero la vida los llevará por un camino inesperado, que no será nada fácil de recorrer.

Lorenzo y Julita es una serie radial dramatizada sobre los delitos ambientales; producida por el Proyecto Prevenir de USAID, que ha sido ambientada y grabada en la Amazonía de Madre de Dios y en Quillabamba.

Es transmitida por Radio Madre de Dios, Radio Quillabamba y también está disponible en Spotify.

Él dispuesto a ganar dinero a toda costa.

Ya quiero encontrar un campamento, sacar mi oro y ganar mi propia plata.

Ella es una mujer que no se deja intimidar por nadie.

A mí me vas a querer engañar, a mí me tratas de vender oro falso.

Pero hay líneas que no debemos cruzar y hay riesgos que no vale la pena correr.

No, no señorita, no señorita. Pero que no sean soplones. Oye lo vas a ahogar. Nos van a matar. Suban a la moto rápido.

Escucha Lorenzo y Julita, la serie podcast que pondrá a prueba tus límites. Cada miércoles y viernes a las 7 de la mañana por radio Madre de Dios, radio Quillabamba y disponible en Spotify en el canal Lorenzo y Julita.

Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América, a través de USAID, su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del Gobierno de los Estados  Unidos.

¿Por qué impulsar iniciativas de comunicación para la conservación?

En el Perú, alrededor del 25% del oro es de origen informal e ilegal, cerca del 40% de la madera proviene de la tala ilegal y el tráfico ilícito de fauna silvestre amenaza a más de 300 especies en nuestro país. Los delitos ambientales son una amenaza directa a nuestra salud, seguridad, economía y bienestar, pero la mayoría de los peruanos no los percibimos como tal, los hemos normalizado. Más aún, según estudios de Prevenir de USAID:

  • Los peruanos no consideramos al tema ambiental como uno de nuestros principales problemas.
  • No percibimos los delitos ambientales propiamente como delitos.
  • La tala ilegal es frecuentemente normalizada como parte de una actividad económica.
  • El tráfico ilícito de vida silvestre no es reconocido como un problema ambiental.
  • En resumen, los delitos ambientales son percibidos como temas lejanos, y responsabilidad del Estado.
  • Sin embargo, grupos como los jóvenes están ávidos por información para involucrarse por la conservación de la Amazonía.

Capítulo 1: Lorenzo, un joven cusqueño llega a Madre de Dios buscando el gran negocio de su vida. El destino lo cruza con Julita, una vendedora de oro de la zona, que lo lleva por un camino peligroso. Aquí empieza su aventura.

[Lorenzo y Julita] Cap. 1 El oro mueve todo

[Introducción]
Este es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero termina metiendo la pata.

[Silverio]
Pucha Lorenzo, oye ¿cuándo fue eso?

[Lorenzo]
Hace un par de días, pensé que era fácil pues Silverio, yo vi que la chiquilla que atendía en la tienda tenía cara de buena, pero resultó más viva.

[Julia]
Oye, ¿a mí me vas a querer engañar? ¿A mí me tratas de vender oro falso? Oye, ¿tú crees que porque ves puro verde, por aquí sólo sabemos de cultivos? ¿No sabes que acá todos sabemos cómo es el oro?

[Don Pedro]
¿Qué pasa, Julita?

[Julia]
Otro recién llegado que se cree vivo. Oye, ¿no sabías que acá, antes de aprender a caminar, ya sabemos pesar el oro?

[Don Pedro]
Julita, pásame el fierro que este me lo bajo ahorita.

[Lorenzo]
No, no, no, no, no.

[Julia]
Tranquila, don Pedro, tranquilo, tranquilo.

[Lorenzo]
Te lo juro, mi mamá me las dio, ¿cómo iba a saber que era falso? Mi viejo se lo regaló para su aniversario, él, él, él es chofer de camiones y gana bien. Ese nos engañó a todos, créame, por favor, créame, no sabía que era un falso.

[Julia]
Ya, ya, ahora me sales con ese cuentazo. Ya, anda, anda, que te estás orinando. Anda pues, antes de que te dijen que te has hecho en los pantalones.

[Silverio]
Oye, tú no cambias, Guayqui, ¿no?

[Señor de la tienda]
Joven, ¿quieres otra cerveza?

[Silverio]
Sí, una bien helada, por favor.

Oye, ¿cómo pues se te ocurre vender el oro falso que te di? ¿En qué estabas pensando? Oye, ¿no te dije que acá se compra y se vende el oro como quien compra plátanos para el almuerzo?

[Lorenzo]
Sí, pues, resultó así la cosa.

[Silverio]
Ay, Lorenzo, acá hay oro como cancha, pues, acá toda la gente sabe de oro, porque todo se mueve con oro, pues. Fuera de bromas, Lorenzo, esos lavan oro ilegal, ¿ah? No creen en nadie. Oye, pero lo bueno, Lorenzo, es que no te ha pasado nada en esa tienda.

[Lorenzo]
¿Qué? ¿Cómo que nada? Sí, sí casi me matan, Silverio.

[Silverio]
Tranquilo, ya fue. Bueno, Guayqui, yo te dejo, tengo que verme con una chiquilla, la Verónica. Ya te la voy a presentar, ya, y a sus amigas también. Oye, ¿tú todavía te quedas?

[Lorenzo]
Sí, sí, sí, un rato más, pero pucha, Silverio, todavía siento la pistola aquí en mi cabeza.

[Silverio]
Oye, tranquilo, jefe, trágale una cerveza a mi pata. Olvídate ya, oye. Lo que pasó, pasó, pues. Ya nos vemos, ya.

[Lorenzo]
Chau, chau, chau, chau.

[Señor de la tienda]
Aquí tiene su cerveza, joven. Oiga, pero, ¿qué le pasa? Está con una cara, parece que te has cruzado con el tunche.

[Lorenzo]
¿Qué? Qué tunche. Ni qué tunche. Me han apuntado con una pistola en la cabeza en una tienda, solo por tratar de vender un orito de mi mamá.

[Señor de la tienda]
No, ¿y cómo fue?

[Lorenzo]
Hace unos días les quise vender el oro que me dio mi mamá para poder tener algo, antes de encontrar trabajo como minero, pero me dijeron que eran falsos y casi me matan.

[Señor de la tienda]
Hay que andar con cuidado, pues, joven.

[Lorenzo]
Ya quiero encontrar un campamento, sacar mi oro y ganar mi propia plata.

[Señor de la tienda]
Que se gana plata, se gana, pero tienes que saber aguantar, pues, joven.

[Lorenzo]
¿Cómo que aguantar?

[Señor de la tienda]
Escuche bien, pues, joven. La comida es mala. No hay baños. En el monte, las luces por horas, nomás. Hay que tomar agua del río y hay gente que se ha enfermado feo, feo de la guata y no han podido seguir.

[Lorenzo]
No me importa. Voy a tener plata para curarme, harta plata, pues, hermanito.

[Señor de la tienda]
Bueno, si usted cree que va al río y ahí nomás está el oro, estás bien equivocado. Acá lo obligan a uno a meterse con una manguera en un charco llenito de barro y hay chicos que han muerto.

[Lorenzo]
Ya, ya, ya. Me quiere meter miedo, nomás.

[Señor de la tienda]
Joven, seguro que no sabe usted que tiran bombas al río, ¿no? O que puede ir a cana si lo agarran en un campamento ilegal.

[Lorenzo]
Ya, ya, ya. No me impresiona. Yo vengo a ganar plata aquí.

[Señor de la tienda]
Yo también vine acá para hacer plata, joven. Pero los que te compren el oro, te pagan lo que quieren. Porque saben que si no eres legal, no puedes comprar ni vender. Y yo me cansé de esa vida. Yo me cansé de vivir así.

[Lorenzo]
Pero, ¿cómo así?

[Señor de la tienda]
A ver, ¿cómo te digo? ¿Cómo te explico? Me gustó la selva, toda verdecita. Me di cuenta de que por acá habían más cosas que oro. Y me quedé. Ahora estoy en el negocio de la castaña. Me han dicho que van a dar apoyo. En fin, vivo más tranquilo.

[Lorenzo]
¿Y para qué me cuenta todo esto, compadre? ¿Negocio de castaña? ¡Está loco!

[Julia]
¡Hasta luego, doña Egeo! Mañana vengo a comprarle la fariña. ¡Gracias!

[Lorenzo]
¡Hala! ¡Esa es la chica de la tienda donde me apuntaron! ¡Ash! Debe estar asada porque le estafar con el oro falso. Pero seguro tiene contactos en los campamentos. ¡Claro! Pero ¿me mando o no me mando? ¡Ya, me mando! Voy a seguirla.

¡Au! ¿Qué te pasa, mujer?

[Julia]
¿Qué haces siguiéndome, ah? ¿Crees que no te he visto?

[Lorenzo]
¡Ah! Solo quería disculparme.

[Julia]
¿Qué? ¿Disculparte? ¡Ya, ya! ¡Chao!

[Lorenzo]
Pero firme. Quiero disculparme, ¿podemos hablar un rato?

[Julia]
¿Hablar? ¿Oye, tú estás loco?

[Lorenzo]
¡Escúchame, pues!

¡La fregué al querer engañarte con ese oro en tu tienda! ¡Te juro, te juro que no sabía que eran falsos!

[Julia]
¡Oye, ya, ya, ya! ¡Otra vez con el mismo cuento!

[Lorenzo]
¡No, no, no! Por favor, necesito que me ayudes.

[Julia]
¿Qué? ¿Quieres que te ayude después de que me hiciste estafar? ¡En la vida! ¿Ya no te acuerdas que te iban a meter un plomazo y ahí te quedabas?

[Lorenzo]
Sí, sí, sí, sí. Lo sé, lo sé. Pero disculpa, fui un tonto.

[Julia]
¡Oye, tonto no! ¡Tontonazo! Hubieras visto la cara que tenías. ¡Qué feo! ¡Te ves llorando, oye!

[Lorenzo]
¡Oye, no te hurles, pues! ¡Me da roche! Casi moría del susto.

[Julia]
A ver, pues, ¿qué quieres conversar? Oye, ni siquiera sé tu nombre.

[Lorenzo]
¡Lorenzo! Me llamo Lorenzo. Por favor, quiero saber dónde puedo buscar trabajo como minero.

[Julia]
¿Qué? ¿Tú? ¿Minero? ¿Con ese cuerpo? Oye, bien chico tú eres, ¿no?

[Lorenzo]
Yo sé que tú sabes sobre cómo se mueve acá el negocio del oro. ¿Y cómo me dijiste que te llamabas?

[Julia]
Oye, yo no te he dicho nada. Me llamo Julia. He escuchado que allá en el monte siempre piden gente.

[Lorenzo]
¿En el monte? ¡Ah, sí, sí, sí! Un pata mío, Silverio. Me habló en ese lugar, pero no mucho. ¿Y tú sabes qué papeles tengo que llevar para que me acepten?

[Julia]
Oye, ¿tú crees que tienes que ponerte termo y dejar tu currículum a los dueños del campamento? ¡No me hagas reír! Bien quedado eres, oye, Lorenzo, ¿ah?

[Lorenzo]
Ya, pues, Julia. Ya, ya. No te burles. No sé, pues, entiéndeme. No sé.

[Julia]
Ay, Lorenzo, ¿no sabes que los mineros que no tienen sus papeles en regla son ilegales y la policía los persigue? Está prohibido, pues, sacar oro sin permiso. Pero la gente igual se mete en el negocio porque se gana bien. Y no quieren que otros se metan en el negocio. ¡Vas avisado, ah! Decisión tuya si quieres ir al campamento sin estar invitado.

[Lorenzo]
Gracias, Julia, por el dato, ah. Y discúlpame una vez más. Para lo que tú quieras, ah. Te juro. Aprendo cualquier cosa así. ¡Rapidito!

[Julia]
Me cansa disculpándote. Ya, ya. Chao chao. Ah, y te recomiendo, ah. Anda de noche porque así te ve menos gente. ¡Ya!

Creo que yo también tengo que ir para allá. Si quiero tener mi propio negocio, tengo que hacer mis propios contactos. Ya es hora.

[Cierre]
No hay ciudad ni río que no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río que no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Capítulo 2: Lorenzo y Julita van al «Monte» un ilegal y peligroso campamento minero, que contamina a Madre de Dios. Él va en busca de trabajo y ella queriendo tener más datos de cómo exportar el oro. Sin embargo, el “Tunche”, cabecilla de esta mafia de oro ilegal, no confía en ellos y ordena su captura.

[Lorenzo y Julita] Cap. 2 El viaje al monte

[Introducción]
Este es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero termina metiendo la pata.

[Lorenzo]
¡Ay, Julia! ¿Qué haces aquí, ah?

[Julia]
¿Qué? ¿Eres dueño del puerto? ¡Ay, gracias diosito me mandaste este lorna! Si me preguntan en la chamba por qué estoy en el puerto, les digo que estaba acompañando a un familiar.

[Lorenzo]
Tranquila, tranquila, no te me chores. ¿Y qué haces por acá?

[Julia]
¡Ash! Me voy pa’l monte, pues.

[Lorenzo]
¿También? ¿Y para qué?

[Julia]
Oye, ¿a ti qué te importa?

[Lorenzo]
¿Puedo ir contigo?

[Julia]
¿Puedo ir contigo? Es que no tengo bote.

[Lorenzo]
¡No me digas nada!

[Julia]
Ya, ya, ya, ya fue. ¿Y ahora? ¿En qué bote nos vamos? Porque acá de noche es bien peligroso, ah.

[Lorenzo]
¿Qué? No me digas que no conoces, pero si tú compras oro de los campamentos, tienes que tener tus contactos.

[Julia]
Oye, ¿tú crees que acá la gente le dice a cualquiera cómo lleva su negocio con el oro? Estás loco, Lorenzo, piensa. Si supiera, ya me hubiera ido, ¿no crees?

[Lorenzo]
¡Mira, mira, mira, mira! En ese bote está el tío que ayer estaba hablando con Silverio, mi pata.

[Julia]
¿Ey, estás seguro?

[Lorenzo]
Sí, sí, sí, sí, vamos. Igual no perdemos nada.

[Señor del bote]
Y, ¿por qué quieren ir al acampamento? Nunca los había visto.

[Lorenzo]
Recién empezado, jefe. Viene con el Silverio, ¿se acuerda?

[Señor del bote]
¿Silverio?

¡Ah, el Silverio! Ese Suri, jaja, es que tengo mala memoria. ¿Y quién es ella?

¿Cocinera?

[Julia]
Yo soy su mujer, lo estoy acompañando nomás, pero si hay chamba, la agarro pues.

[Señor del bote]
Bien raro que venga sola para acompañar, peligroso es.

[Julia]
Pregunta quiénes son los más más acá, y a quién le mandan el oro.

[Lorenzo]
¿Estás loca? ¿Por qué voy a hacer eso?

[Julia]
Oye, ¿quieres salir de misión? ¿Sí o no? Dile si este oro va por avión a Lima.

[Lorenzo]
Eh, jefe, este oro lo mandan por avión a Lima, ¿no?

[Señor del bote]
¿Y por qué quieres saber eso, chibolo?

[Lorenzo]
Jefe, no se amargue. Curiosidad nomás. Es que allá en mi tierra la gente cree que es fácil venir y contrabandear el oro acá.

[Julia]
Que te diga a qué exportadores le venden su oro.

[Lorenzo]
No te pases, Julia.

[Julia]
Tú pregúntame más, nos va a convenir, vas a ver.

[Lorenzo]
¿A ustedes a quién le venden su oro, ah?

[Señor del bote]
¿Qué? ¿No serás soplón, no?

[Lorenzo]
No, no, no, no, nada que ver, no. Preguntaba sólo para caer en la boca los de mi tierra, que dicen que cualquiera puede venir a comerciar oro acá.

[Señor del bote]
Cuidado, chibolo. No te han enseñado que preguntar por plata es de mala educación.

[Lorenzo]
Disculpe, jefe, disculpe. Es que uno quiere aprender, pues.

[Señor del bote]
Bueno, para tu información, las casas donde compran nuestro oro son en Brasil y también en Europa. Pero eso ya es otra cosa, chibolo. Ese negocio es pa’ grandazos.

[Julia]
¿Cómo que pa’ grandazos, ah?

[Señor del bote]
Es de los jefes, pues. Pero ya mucho, ya, ya, ya.

[Julia]
Ash, una ya no puede preguntar.

[Lorenzo]
Ya, ya, tranquilo, jefe, tranquilo. Es que ganan harto billete, yo no quiero aprender, pues, ¿no?

[Señor del bote]
Está bien, pero hay que saber hacer. Hay mucho control de tombería. No toda la gente es legal, pues.

Por eso a los operativos destruyen maquinarias. Mira, te atrapan los tombos y pierdas. Nada de plata, nada de oro.

Y a la cana, en una.

[Lorenzo]
Jefe, jefe.

[Señor del bote]
Esto es de mercurio, ¿no?

Sí, sí.

[Lorenzo]
Y con esto se separa el orito, ¿no?

[Señor del bote]
Sí, pues, chibolo. Pucha, estás sin nada.

[Hombre 1]
¡Vengan! ¡Aguanten su voz dentro de acá!

[Lorenzo]
¿Cuánta tierra han movido, ah? Parece un cerro.

[Julia]
¡Ey! ¡Cierre la boca! Si sigues hablando así, van a saber que no somos de aquí. ¡Nos fregamos!

[Tunche]
¡Ey, tú! ¿Quiénes son esos? Nunca los había visto.

¿Sabes quiénes son?

[Señor del bote]
No, nada. Estaban en el puerto. Dicen que conocen a un tal Silverio que trabaja aquí.

[Tunche]
¿Aquí? Yo no sé nada. Espero que no sean soplones, ¿ah?

Porque firme tú pagas pato. Son chibolos, jefe. No creo que sean soplones.

¡Oy, Julián! Anda, sigue esos chibolos. Fíjate qué hacen por acá, ¿ah?

Si los ves sospechosos, me los traes.

[Hombre 2]
Sí, sí, sí, tunche sí.

[Lorenzo]
¡Oye, Julián! Ya deja de preguntar cosas.

[Julia]
¡Oye, tranqui! Nadie nos ha visto preguntando.

[Hombre 2]
¡Suban a la moto, rápido! ¡El tunche los quiere ver!

[Lorenzo]
¿Quién? Pero aún no hemos hecho nada. ¡No puede ser!

¿En qué me he metido? En todos lados me apuntan, pocha. ¡No quiero morir!

[Cierre]
No hay ciudad ni río que no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río donde no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Capítulo 3: Silverio, al igual que otros trabajadores de oro ilegal, terminan en la posta de salud con síntomas avanzados de contaminación por el mercurio que tiran al agua del río. Lorenzo buscará convencer a Silverio para que deje la minería y piense en su salud.

[Lorenzo y Julita] Cap. 3 Cegados por el oro

[Introducción]
Este es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero termina metiéndome a pata.

[Hombre de la radio]
Empezamos acompañándolos con formación en nuestro Perú.

[Silverio]
Toitita la noche le he soñado a la Vero. Seguro que voy a sacar harto oro, ella siempre me trae suerte. ¿Qué? ¿Por qué me tiembla tanto la mano? ¿Qué me pasa?

[Julia]
Andreita, por favor, ¿puedes atender al señor? Ay, no sé qué haría sin ti, qué bacán que trabajes ahora conmigo aquí en la tienda. Uy, Andreita, me han escrito de tu casa a mi WhatsApp, que lo llames ahorita, que es urgente.

[Andrea]
¿Qué? ¿Estás mirando más borroso? Ponle las gotitas para que se le pase. ¿Qué? ¿No le hace nada? Ay, no, no, voy para la casa.

[Julia]
Andrea, ¿qué fue? ¿Qué pasó?

[Andrea]
Ay, Julia, qué bueno que estés aquí. No sé qué hacer, es mi hermana, cada día está peor de la vista.

[Julia]
Ay, pucha, a mi vecina le pasó lo mismo, y me han dicho que como desde Chipula ha comido ese pescado que está contaminado, va a estar difícil que se cure.

[Andrea]
Ay, no me asustes, y no tengo plata para llevarla con un doctor que sepa.

[Julia]
Oye, pero allí en la posta también hay buenos médicos, vamos llevándola. Pucha, tu hermanita no puede quedarse así.

[John]
Oye, Silverio, ¿qué tienes, ah? Deje de quemar tanto mercurio, mira todo el vapor que estás haciendo. Me subo escuchando en la radio que bastante gente se está intoxicando.

[Silverio]
Esas noticias son solo para jalar gente, John, no les hagas caso. Oye, la verdad es que hoy voy a sacar bastante oro, la voy a romper en el faraón, y vas a ver, la Verónica se va a quedar conmigo.

[John]
¿Eso crees? Cuando saque el doble de oro que tú, ahí vemos, ¿ya?

[Silverio]
Oye, allá veremos, Lorna, allá veremos. Pucha, me volvió la tembladera, y encima está que me arde el ojo. Creo que he estado abusando con el mercurio por mucho tiempo.

[John]
Ya, ya, no te hagas el vivo hoy, levántate nomás, ya, vete, levántate, Silverio, no te hagas. Pucha, estás temblando feo. Ey, ey, ayúdeme, hay que llevarlo a la carpa.

[Silverio]
Auch, ala, oh, Lorenzo, ¿qué haces aquí?

[Lorenzo]
¿No te acuerdas?

[Silverio]
Te desmayaste, loco, estás mal. Ya, ya, ya, pero no me grites, que aún me duele la cabeza, está que me revienta. ¿Qué me pasó?

[Lorenzo]
El mercurio, pues, es el vapor ciega y friega, y le están echando un montón de mercurio al río. Arriba donde estoy trabajando, también hay gente que se está enfermando, vas a tener que parar, Silverio.

[Silverio]
Tranquilo, Lorenzo, ya va a pasar, ya, además, justo ahora, estoy sacando un buen billete, y no puedo parar.

[Lorenzo]
Estás loco, Silverio, con la salud no se juega, pues.

[Silverio]
Está bien, pero acuérdate, que a las justas me alcanzaba para terminar la semana, ahora tengo para ahorrar. ¿Tú crees que iba a tener plata para ir a la discoteca, el faraón y tomarme unas chelas con la Verónica?

[Lorenzo]
Espera, espera, ¿con quién? ¿Con Julia?

[Silverio]
Uy, oye, yo no he dicho Julia, yo he dicho Verónica, paras pensando en ella nomás, ¿no?

[Lorenzo]
Cállate, oye, cállate, que no me gusta, solo la acompaño, está que quiere tener sus contactos para exportar oro ya mismo a otros países.

[Silverio]
Oye, ¿qué? Oye, está loca esa chibola, aquí el único que sabe de esos datos es el Tunche, y su chamba es que nadie más exporte, cuidado con la flaca.

[Lorenzo]
Que no es mi flaca, cállate, oye. Ven, vamos, te voy a llevar a la posta.

[Silverio]
Oye, ¿para qué? Camina tú nomás.

[Lorenzo]
Oye, Julia, ¿qué haces acá? Me estás siguiendo, ¿no?

[Julia]
Oye, ¿qué te voy a estar siguiendo? Estoy acá porque la hermanita de la chica que trabaja conmigo, Andrea, se ha puesto mal. ¿Y tú qué haces aquí, ah?

[Lorenzo]
Pucha madre, el Silvero también está mal, se desmayó allá en el campamento y me decía que miraba todo borroso, ¿no será que nosotros también tenemos eso?

[Julia]
Ay, no seas lorna, Lorenzo, no tienes nada.

[Lorenzo]
Pero, pero, pero, pero mira, mira, mira mi ojo, está como rojo.

[Julia]
Oye, es que no tienes nada.

[Doctor]
Mira, Andrea, recuerda que si se usa mucho mercurio y se le echa al río, éste se acumula en el fondo, y tú sabes que en los ríos viven los peces y otros animales. Ellos van acumulando el metal que la gente come.

[Andrea]
Sí, doctor. Gracias, doctor.

[Julia]
Andrea, ¿qué te dijo el doctor?

[Andrea]
Ay, Julia, me dice el doctor que mi hermanita puede quedarse con la visión borrosa para siempre, todo por ese pescado contaminado.

[Lorenzo]
¿Pescado? ¿Qué pescado, Andrea?

[Julia]
Lo que pasa, Lorenzo, es que la familia de Andrea ha comido mucho tiempo el pescado de río, y aquí la gente ahora siempre pide pescado de piscigranja, porque los del río están contaminados, pues, por la minería.

[Lorenzo]
Ay, no, no, no, no, no, no, pues, yo comí pescado y sí, y sí era del río. Ah, puedo perder la vista yo, Julia, no.

[Julia]
Cállate, Lorenzo, eso es serio, no es broma. Mira, ahí viene Silverio.

[Lorenzo]
Ah, Silverio, hermano, ¿qué te dijo el doctor?

[Silverio]
Oye, él, él dos me ha dicho que, que si sigo con la chamba, mi vista va a empeorar. Voy a ver cada vez más borrosas las cosas, pero ni hablar, ni hablar dejo la minería.

No, señor.

[Lorenzo]
¿Qué hablas? ¿Firme piensas a seguir? Son tus ojos, ¿qué vas a hacer si no vas a poder mirar bien, ah?

[Silverio]
Oye, yo creo que quieres asustarme para quedarte con mi puesto, ¿no? O tú sabes lo que significa tener oro, para eso te metes con todo, pase lo que pase.

[Lorenzo]
No, pues, este pata está mal. A mí por esta chamba del oro casi me meten un balazo. Me han confundido con un soplón y encima, malograrme la vista por el mercurio, ni hablar.

[Cierre]
No hay ciudad ni río donde no hayan estado, ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río donde no hayan estado, ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Capítulo 4: La comandante Maricarmen, dedicada a contrarrestar y neutralizar el perjuicio que la minería ilegal ocasiona al medio ambiente, realiza un operativo de interdicción en el “Monte”. Lorenzo y Silverio, aun enfermo, tratan de escapar, pero son atrapados.

[Lorenzo y Julita] Cap. 4 Llegó la comandante Maricarmen

[Introducción]
Esta es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero terminan metiendo la pata.

[Hombre 1]
Estos mineros, los votamos y se vuelven a meter en nuestra tierra. Ellos saben que están prohibidos, saben que es zona de aportugamiento, pero les da igual. Mira, ya han puesto sus tragas y todo. ¡Caracho!

[Hombre 2]
¿Qué puede ser Ardo? Eres el presidente de esta comunidad. Llama ya a la comandante de Maricarmen, ella es brava. Vas a ver cómo va a botarle a todos.

[Hombre 3]
¡Escondan todo rápido! ¡Viene la tombería! ¡Viene la tía Maricarmen con su gente! ¡No sé por dónde estará! ¡Escondan todo rápido! ¡Escondan!

[Lorenzo]
Oye Silverio, oye Silverio, ¿qué fue? ¿Por qué tenemos que sacar todo?

[Silverio]
¡Ay batida, Lorenzo! ¡Esconde esas motobombas! ¡Todos los equipos que puedas! ¡Que viene la comandante Maricarmen! ¡Una tomba espesa! ¡Que trabaja con los fiscales! ¡Siempre se para metiendo con los mineros de por acá, del monte!

[Lorenzo]
¡Hala, pero ¿por qué tiramos a esconder también los equipos?

[Silverio]
¡Porque las decomisan pues, Lorenzo! ¡Se lo llevan todo!

[Lorenzo]
¿Qué? ¿Pueden hacer esa vaina?

[Silverio]
¡Porque es cosa del gobierno pues, contra los ilegales!

[Hombre 4]
¡Ahí vienen los tombos!

[Silverio]
¡Es que hace años se viene haciendo una operación llamada Mercurio o algo así!

[Hombre 4]
¿Dónde están? ¡Vengan!

[Silverio]
¡Los militares y los tombos vienen por el río, con helicópteros! ¡Y revientan todos los campamentos!

[Hombre 3]
¡Ya llegó la tía! ¡Piquen a descansar sin los chapen!

[Lorenzo]
Oye Silverio, oye Silverio, ¿dónde vamos?

[Silverio]
¡Hala, no sé! ¡Sólo corre, corre!

[Comandante Maricarmen]
¡Mira cómo corren esos sajinos! ¡Se hacen los valientes pero es pura finta nomás! ¡Ya, gente!

¡Chapen a los que puedan y ayuden a esos militares a quemar esas lagas! No entiendo por qué esta gente no busca algo legal para ganarse la vida, caray.

[Lorenzo]
¡Silverio, corre! ¡Nos van a chapar! ¡Corre!

[Silverio]
¡No doy más, hermano! ¡Vete nomás!

[Lorenzo]
¿Qué? ¡No digas eso! ¡Si tú nunca te cansas!

[Silverio]
¡No puedo, no puedo, loco!

[Lorenzo]
¡Silverio! ¡Vamos! ¡Levántate! ¿Ves cómo te ha dejado el mercurio de la minería? ¡Apura, ven! ¡Te cargo!

[Hombre 5]
¡Quédense ahí quietos! ¡Al piso, rápido! ¡Mi comandante! ¡Chapamos a estos dos! ¿Se los dejo o qué hago con ellos?

[Comandante Maricarmen]
No, no, no. Déjalos conmigo. Yo me encargo. Muchas gracias. Pero si es el Silverio otra vez. No aprendes, ¿no? ¿Ya ves, chibolo? Mira cómo estás. Debe ser por todo ese mercurio que hueles todo el día. Ya no puedes ni correr. ¿A dónde pensabas escapar, ah?

[Lorenzo]
Necesita ir a una posta urgente, por favor, ayúdelo.

[Comandante Maricarmen]
No necesitas nada, hombre. Solo dejar de trabajar en el campamento. Ustedes saben que tenemos vigiladas las trochas y carreteras. Están jugando con su suerte, muchacho. Ya sabía. Ya, ya, ya. Vámonos.

[Hombre 6]
Ese trámite es en otra comisaría.

[Comandante Maricarmen]
A ver, ¿por qué siguen trabajando en el monte?

[Lorenzo]
Por necesidad, jefa. Por necesidad.

[Comandante Maricarmen]
La necesidad, la necesidad. Todos dicen lo mismo. ¡Ya me tienen podrida! Todos tenemos necesidades, hijo. Pero eso no significa que estén en el monte exponiendo sus vidas. Ustedes saben que trabajan con gente peligrosa. Mafiosa, ¿no? Y encima que están malogrando la selva.

[Silverio]
No somos delincuentes, señora. Se nos presentó esta chamba y entramos. No hay nada de malo.

[Comandante Maricarmen]
Tú sabes que esos campamentos son ilegales.

[Silverio]
Chamba es chamba, pues, señora.

[Comandante Maricarmen]
Esa también me la sé, Silverio. Pero a ti, a ti no te conozco.

[Lorenzo]
Me llamo Lorenzo, jefa. Entré hace poco y, como le dije, he tenido que hacerlo porque no tenía chamba. Vengo de Cusco, vengo de Cusco, de acá nomás.

[Comandante Maricarmen]
Otro cusqueño. Oye, Silverio, tú has traído a todo tu pueblo, ¿no? Ya, miren. En verdad, no sé qué voy a hacer con ustedes, muchachos. Oye, Silverio, yo no me explico cómo tú, de buena presencia, bien hablado, esté metido en esas cosas, hombre. Tienes para más, muchacho. Y tú, Lorenzo, ¿no? Seguro escuchaste o Silverio te dijo que aquí se gana plata fácil, ¿no? Nada que ver, muchacho. Aquí la gente que se mete en los campamentos ilegales o se va a cana o se muere.

[Lorenzo]
Que te quede bien claro. Sí, jefa, sí, jefa. No vamos a meternos nunca más. Compréndanos y disculpas, por favor.

[Comandante Maricarmen]
Ya, ya, ya, ya. Bueno, los dejaré ir por esta vez, pero métanse en sus cabecitas que la próxima los meto adentro y no hay abogado que los saque. Los vamos a estar vigilando, ¿me entienden?

[Lorenzo]
Sí, sí, sí, sí, sí, sí.

[Comandante Maricarmen]
Ya, ya, ya, váyanse de una vez, hombre.

[Silverio]
¿Por qué le has prometido eso?

[Lorenzo]
¿Cómo que por qué? Para que no suelten, pues.

[Silverio]
Un poco más y le decías que te dé trabajo como tombo y que te ibas a quemar campamentos.

[Lorenzo]
Aguanta, guay, que aguanta, aguanta. Yo entré pensando que todo sería más fácil, pero mira, estás mal. Tu cuerpo se está pudriendo por ese mercurio. Todo está contaminado. No se gana una millonada y casi, casi terminamos en cana.

[Silverio]
O, ya cállate. Esa vieja es solo una fanfarrona. No me digas que la has creído. Si quieres, vete, pero yo me regreso al campamento.

[Cierre]
No hay ciudad ni río donde no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río donde no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Capítulo 5: Gerardo, líder de una comunidad nativa, recibe amenazas del “Tunche” por aliarse con la comandante Maricarmen y las autoridades y avisar de la presencia de campamentos ilegales. Lorenzo y Silverio discuten sobre su futuro y sus miradas frente a los retos de convertirse a la minería formal.

[Lorenzo y Julita] Cap. 5 Vidas amenazadas

[Introducción]
Esta es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero terminan metiendo la pata.

[Gerardo]
Katy, ¿has visto el papel que nos han dejado en la puerta?

[Katy]
No, ¿qué dice?

[El Tunche]
Sabemos que tú fuiste soplón, cuídate, que la próxima bala en vez de estar en tu puerta, va a estar en tu cabeza bien metida, el tunche.

[Katy]
Anda, llámale a la Maricarmen.

[Gerardo]
¿Aló? ¿Comandante Maricarmen?

[Comandante Maricarmen]
Sí, dime.

[Gerardo]
Me están amenazando esos mineros que le dije, los que trabajan para el tunche.

[Comandante Maricarmen]
¿Con el tunche? Pucha Gerardo.

[Gerardo]
Comandante, ¿se acuerda que le dije que los habíamos visto con sus motobombas cerca de nuestra concesión de castaña? Esa que está río arriba, a unos 20 minutos de la comunidad.

[Comandante Maricarmen]
Ok, ok, voy a mandar gente para que resguarde tu casa, que tu familia no salga en estos días, ¿ya? Y vente para la comisaría para hacer la denuncia.

[Gerardo]
Gracias comandante, gracias.

[Silverio]
Oye Lorenzo, ¿ya te enteraste?

[Lorenzo]
¿Y ahora qué?

[Silverio]
Aso, si me vas a responder así mejor no te cuento nada.

[Lorenzo]
Perdón Silverio, es que… Hay un fulano que está que me pregunta por Julia y por Julia y… Ya me tiene asado ya.

[Silverio]
¿Ajá? Yo sabía que te gustaba Julia.

[Lorenzo]
¡Shh! ¡Cállate! ¿Por qué mejor no haces un tiktok para que todita la gente se entere, ah?

[Silverio]
Oye ya, tranquilo Guaiqui. O hablando así a la firme, creo que a Julia también le gustas.

[Lorenzo]
¿Tú crees?

[Silverio]
¡Claro pues! Si hasta te ha metido en su negocio de compra de oro. A ti semejante, misio. Y encima la quisiste estafar cuando la conociste.

[Lorenzo]
Pucha, sí. ¿Y te acuerdas cuando nos confundieron como soplones? Oye, pero… ¿Qué es eso que ibas a decir, ah?

[Silverio]
Oye, justo de eso te quería hablar. Lo que pasa es que… Al parecer el tunche… Supo quién fue el soplón del otro día.

[Lorenzo]
¡No! ¿Y le enfrió?

[Silverio]
No, no, nada. Solo lo amenazó. Oe me han dicho que es el técnico sanitario de la comunidad. Es el que junta gente para patrullar el río. Dice que ya no pueden comer ni carachamas porque están contaminadas. Y les están malogrando el estómago. Por eso quieren que nos boten. Pero ese soplón no sabe lo que habla.

[Lorenzo]
Ah, ya pues, Silverio, no te hagas. ¿No te acuerdas que cuando fuiste recontra mal a la posta… …nos dijeron que hay pescados contaminados por el mercurio que te friegan la salud?

[Silverio]
Oye, ya, ya. Oye, ¿ahora me vas a salir con que quieres cuidar el medio ambiente? O también me datearon que estás como gil paseándote por otros campamentos, oye. ¿Por qué quieres tener tu minería formal? Oye, estás loco. Eso no funciona.

[Lorenzo]
¿Pero cómo sabes que no funciona? Si hay gente que esté en eso, ¿no sabías?

[Silverio]
Sí sabía. ¿Pero para qué te sirve todo eso? Minería formal. Cuidado del medio ambiente. Oye, ¿estás creyendo tú esas cosas?

[Lorenzo]
No pues. Y si tienes los papeles en regla, trabajas tranquilo. Y nadie te va a querer arrestar…

[Silverio]
Escucha, Lorenzo. Oye, ¿ahora me vas a decir… …que los de las comunidades nos van a tratar bien porque no contaminamos sus ríos? ¿O ya te vendieron el cuentazo esos ambientalistas, oye?

[Lorenzo]
Pucha, Guaqui. A mí nadie me ha convencido. Si hacemos minería ordenadita……sin malograr el medio ambiente y de buena manera… …vamos a ganar más que los mafiosos. ¿Qué tiene?

[Silverio]
Asu, oye. Qué rollazo, ¿ah? ¿Ahora me quieres dar cátedra? No pues.

[Lorenzo]
Por eso no te decía nada. Porque ya sabía cómo te ibas a poner, ya.

[Silverio]
Eso no existe, mano. A ver, dile todo eso a tu noviecita.

[Lorenzo]
¡Ya cállate! Que ni se te ocurra hablar esas sonseras delante de ella. ¡Mira, mira, mira cómo estás tosiendo! En vez de estar rabiando por lo que te he dicho… …preocúpate más por dónde te vas a escapar si te vienen a buscar los tombos. Y acá vas otra vez a la comisaría. Cuidado, ¿ah?

[Gerardo]
Comandante. Me han dicho… …que es bien difícil para que agarren al Tunche.

[Comandante Maricarmen]
Cálmate primero, Gerardo.

[Gerardo]
¿Sí?

[Comandante Maricarmen]
Ya hiciste tu denuncia, ¿no?

[Gerardo]
Sí, sí. Pero… ¿Cómo me pide que me calme, señora… …si mi familia está en peligro?

[Comandante Maricarmen]
Sí, sí, lo entiendo. Pero tienes que esperar, pues, muchacho. No creas en todo lo que te dicen. Estamos cerca. Sabemos varias cosas de él. Es cuestión de tiempo nomás para capturarlo.

[Gerardo]
Ojalá no se le pierda. Porque ahora con tanta gente que no es de acá…él se puede esconder. Fíjese que ahora viniendo a la comisaría… …he visto un montón de botes. Llenecitos de desconocidos. Ni el covid ha detenido a estos mineros.

[Comandante Maricarmen]
Ya, Gerardo, ya. Confía en nosotros, Gerardo.

[Gerardo]
Confío, señora. Confío. Pero… …estamos preocupados. Porque como le decía… hay mucha gente extraña… cerca de nuestra comunidad. Ahora desde mi casa escucho todo el día… y toda la noche… …ruido de motores por toda la…

[Comandante Maricarmen]
Sí, Gerardo, estamos viendo también ese asunto. Oye… …me dijo tu esposa que pases por la tienda… …antes de regresar a tu casa.

[Lorenzo]
¡Eh, Julia! ¡Llegaste!

[Julia]
¿Lorenzo? ¿Estás borracho?

[Lorenzo]
No, no, no.

[Julia]
¿Qué te pasó?

[Lorenzo]
Un poquititito picado.

[Silverio]
Este pato es más pollo. Toma un vasito y ya está viendo sajinos volar.

[Julia]
De verdad no me lo imaginaba a ti en ese modo. Oye… ¿Y cómo va todo en el campamento?

[Silverio]
Ya nos cambiamos de lugar también. Hay mucha batida… …porque Tunche ha amenazado a un soplón.

[Julia]
Ah, sí. Lorenzo me contó algo por mensaje. Oye, bien malo es ese Tunche, ¿ah?

[Silverio]
Sí. Y tú también cuídate, ¿ah? Porque me han dicho por ahí… …que estás exportando a Bolivia.

[Julia]
¿Qué? Oye, ¿quién te dijo eso?

[Silverio]
El borracho este, pe.

[Julia]
Este pata se pasa, oye.

[Lorenzo]
Yo no he sido, oficial. Tengo derecho a guardar silencio.

[Silverio]
Pero tranqui, no soy soplón. Solo ten cuidado nomás. Al Tunche no le gusta que otra gente… …se mete en sus negocios. No quiere competencia, pues.

[Julia]
Sí, sí, ya sé. Ya voy a tener cuidado.

[Silverio]
Chévere. Más bien ayúdame a llevar a este pollo… …que ya está quedando dormido.

[Julia]
Ya. Lorenzo. Ya llegamos a tu cuarto. Échate y duerme.

[Lorenzo]
Sí, sí, mi amor, sí, sí.

[Julia]
¿Qué? Oye. A mí no me estés diciendo… ¿Ah? ¿Por qué hiciste eso? Oye, somos amigos nomás, ¿no es?

[Lorenzo]
Sí, sí, sí, sí, mi amor, sí, sí.

[Julia]
¿Y a este qué le pasó? Ya fue. Está borracho. Mejor pienso cómo zafarme del Tunche. Si no tiene miedo de matar a un jefe de comunidad. Pero a mí que no soy nadie.

[Cierre]
No hay ciudad ni río donde no hayan estado, ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río donde no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias a Gracias al generoso apoyo del Pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del Gobierno de los Estados Unidos.

Capítulo 6: Silverio está preocupado por Verónica; han pasado días sin verla en “El Faraón” y teme que la vayan a desaparecer. Mientras tanto, Lorenzo y Julita siguen siendo perseguidos por los matones del Tunche, por comprar oro a espaldas del mafioso, ¿Lograrán salir de esta?

[Lorenzo y Julita] Cap. 6 Atrapadas y atrapados

[Introducción]
Este es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero terminan metiendo la pata.

[La mami]
Todavía estarías muriéndote de hambre en tu chacra. A mí nadie me malogra el negocio.

[Verónica]
No me importa su plata. Las chicas ya me han dicho que así haces para que te paguen las deudas que tenemos contigo. Conmigo no, pues.

[La mami]
Si no haces lo que te digo, te puede ir bien mal. Piensa bien, mocosa.

[Verónica]
Tú me has engañado, diciendo que iba a trabajar en una tienda y terminé atendiendo a los que vienen a tomar acá, al faraón. Ya te dije, conmigo no, pues. Y si me obligas, no me voy a quedar callada.

[La mami]
¿Qué? ¿A quién estás amenazando, ah? No sabes lo que te voy a hacer. No sabes.

[Verónica]
¡No! ¡No! ¿Dónde estás, Silverio? ¿Dónde?

[Silverio]
Seño, ¿está la Verónica? Hace días que no la veo. ¿Ya no trabaja acá? Es urgente que la vea.

[La mami]
Otra vez tú, preguntando por la Verónica. Ya me estás cansando. ¿Por qué no tomas unos tragos con Azul y ya?

[Silverio]
No, no, no se moleste, seño. Es que tengo que decirle algo urgente a la Verónica.

[La mami]
Dímelo a mí, pues.

[Silverio]
Es que es algo personal, señor.

[La mami]
¿Qué? ¿Personal? ¿No entiendes que no está? ¿Te vas o llamo seguridad?

[Silverio]
Acá hay algo rarazo. Hace una semana que no la veo a mi Verónica. Pucha. Y si es cierto que cuando a alguna de las chicas ya no se les ve, aparece en el río y nadie dice nada, tengo que buscar a Lorenzo para que me ayude a saber qué pasa. Me dijo que se iba al campamento con Julia.

[Lorenzo]
¿Cómo no está el Silverio? Para que vea que en su campamento nos han vendido casi un kilo de oro. Estamos rayando, Julia.

[Julia]
Oye, sí. Y aunque estamos pagando un poquito mal, estamos exportando bien. Estamos sacando la vuelta a todos los vendedores de oro.

[Hombre 1]
Oiga, ¿de dónde vienen, ah?

[Julia]
¡No puede ser! ¡Mira! ¡Lo matones del Tunche! ¡Están golpeando a los mineros que nos han vendido! ¡Uy! ¡Nos están señalando! ¡Vámonos de aquí! Pucha, ¿sabes si el Silverio está por aquí para que nos ayude?

[Lorenzo]
No, no, no, no. Creo que se fue a buscar a la Verónica. Su chica, pues. Creo que la fue a buscar a su trabajo o algo así, dijo.

[Hombre 1]
¿O quién se está yendo por ahí? ¡Oiga! ¡Oye, chequea por ese lado que nos vamos a agarrar!

[Silverio]
¡Al fin los encuentro!

[Lorenzo]
¡Bájala voz, Silverio! ¡Baja la voz!

[Silverio]
¡Oe! ¿Por qué me haces hablar calladito?

[Lorenzo]
¡Shh! ¡Cállate, Silverio! Los matones del tunche se dieron cuenta que estamos comprando oro y están que nos buscan.

[Silverio]
¿Ya ves? Yo te dije que están jugando con fuego. ¿Cómo pues le vas a sacar la vuelta al negocio al que cuida el Tunche? Tú debes saber eso muy bien, Julia.

[Lorenzo]
¡Oye, mano! ¡Firme! ¡Cállate un rato, ¿ok? Que si nos atrapan no la contamos.

[Silverio]
Bueno, bueno. Pero necesito que me ayuden. Creo que la Verónica está en problemas. Me ha dicho que estaba cansada de cómo la tratan y cómo seguían trayendo chiquillas con engaños. Hace días que no sé nada de ella. Hasta me han botado del faraón por preguntar por ella. Y si aparece en el río…

[Lorenzo]
Calma, Silverio. Primero hay que salir de acá. Porque si nos chapan las ganas del tunche, no vas a poder hacer nada. Porque vas a estar bien, fríos.

[Silverio]
Ya, ya, ya. Si lo saco de aquí, ¿me acompañan al faraón? Porque estoy segurito que ahí está la Verónica.

[Julia]
Pues claro que sí, Silverio. Nos vamos para el faraón. Pero primero hay que salir de aquí.

[Silverio]
Sí, sí. Por aquí, por aquí. Rápido. ¡Corran!

[Hombre 1]
¡Ahí están! ¡Esos deben ser los soplones de la comandante! ¡Esos!

[Lorenzo]
¡Pucha! Con las justas nos escapamos de los matones del tunche. ¿No, Silverio?

[Silverio]
Es que ese campamento me lo conozco de arriba abajo, pues.

[Julia]
¡Mmm! Como también estos sitios, ¿no, Silverio? Oye, aquí hay de todo. Internet, pollerías, grifos. Y claro, los bares que tanto les gusta a los machazos. Como tú. Dónde se vienen a tirar toda su plata. Aquí está, pues, tu famoso faraón. ¡Ay, Silverio! Pero tienen vigilantes. ¿Y ahora qué hacemos?

[Silverio]
Sí, Lorenzo. Lorenzo, porfa. Busca una chata a la que le dicen la mami. Siempre lleva unos lentes de sol. Distráela para yo colarme. Y ver si está en su cuarto Verónica. Y tú, Julia. Giléate, pues, a ese vigilante.

[Julia]
Oye, ¿me lo tengo que gilear? ¡Hala! ¿En qué cosas me meto, caracho? Hola. Oye, este es el faraón, ¿no? ¡Guau! Se te ve fuertote.

[Hombre 2]
Debe ser por mi comida sana.

[Julia]
¿Qué anda? ¿No quieres enseñarme cómo es por dentro el famoso faraón?

[Hombre 2]
¡Claro, claro! Pero un ratito nomás, ¿ah?

[Silverio]
Verónica. Verónica. Soy Silverio. ¿Estás ahí?

[Verónica]
Silverio. Silverio, por favor, sácame.

[Silverio]
¿Qué te pasó?

[Verónica]
Me peleé con la mami. Porque quería que me empiece a meter con los clientes. Y yo le dije que si me obligaba, yo la iba a denunciar. Tú sabes que yo sé un montón de cosas de esta vieja.

[Silverio]
Ya, tírate para atrás. Que voy a patear la puerta. Oigan, ni más los ayudo. Si no tienen permiso de los jefes, no pueden hacer nada, pues. Si la gente del Tunche nos atrapaba, no la contábamos, ¿ah?

[Lorenzo]
No es posible que uno no pueda comprar oro a quien sea.

[Verónica]
Bueno, ya pasó. A ti, Julia. A ti, Lorenzo. Muchas gracias.

[Julia]
Sí, pero tienes que salirte de ese bar, Verónica. Esa gente es bien malaza, oye.

[Verónica]
Ay, pero ¿cómo, Julia? ¿Cómo? ¿Y mis papás?

[Julia]
¿De dónde voy a sacar plata para mandarles? Hay que pensar en una salida, pues, Vero. No podemos vivir atrapados como si fuésemos esclavos.

[Cierre]
No hay ciudad ni río donde no hayan estado, ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río donde no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Capítulo 7: Udolf, un extranjero que exporta ilegalmente oro, llega a Madre de Dios para hablar con Don Pedro y el Tunche sobre su mercancía. Julia trata de hacer negocios con él, pero este la delata con el «Tunche» y ordena deshacerse de ella.

[Lorenzo y Julita] Cap. 7 El ojo del amo

[Introducción]
Esta es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero terminan metiendo la pata.

[Julia]
Don Pedro, hoy viene Udolf, ¿no?

[Don Pedro]
Sí, Julita, ya sabes cómo es. Lo haces pasar de frente a mi oficina, ¿ya?

[Julia]
Sí, Don Pedro, el señor Udolf nos deja bastante billetito, ¿no? ¿Y de aquí se va a Bolivia?

[Don Pedro]
¡Bosca la culita! Pa’ ti no más. Se van pa’ Bolivia y de ahí se viaja por avión a Lima, para que piensen que el oro viene de allá.

[Julia]
Así, ¿no?

[Don Pedro]
Así es, pero la gente de las aduanas está cada vez más espesa investigando a las empresas que sacan oro de Bolivia. Ahí viene Udolf. No le preguntes nada. Yo me voy a mi oficina.

[Udolf]
¿Está Don Pedro? Vengo por la compra directa, ¿me entiende?

[Julia]
Sí, sí, señor, pase. Lo va a atender personalmente en su oficina. Usted comprende.

[Udolf]
Le voy a decir a Don Pedro que te ha enseñado bien.

[Julia]
Gracias, señor. Yo aprendo rápido.

[Udolf]
Veremos.

[Julia]
¡Asu! Creo que le caigo bien. Ay, ojalá le interese hacer negocios conmigo.

[Don Pedro]
Udolf, ¿una cervecita pa’ calor?

[Udolf]
Sí, sí, claro. Mira, Pedro, quería conversar contigo sobre esas empresas que nos están malogrando el negocio. Están dando direcciones falsas, no pagan impuestos, y encima no pueden decir cómo han ganado tanta plata. Así nos van a fregar. Nos van a empezar a investigar también a nosotros.

[Don Pedro]
Tranquilo, Udolf, tranquilo. Que agarran a esa gente por tontaza. Me han pasado el dato que se inscriben incluso como empresa de venta, reparación de autos, imagínate. Facilito les van a agarrar.

[Udolf]
Ajá, y nos dejarán tranquilos. Pero igual hay que ponerles el pare. Recuerda que para eso tenemos al Tunche. Justo más tarde me voy a reunir con él para ver cómo están las cosas en el campamento.

[Don Pedro]
Qué bien, Udolf, qué bien. Un placer hacer negocio contigo. Julia, acompáñalo a la puerta.

[Julia]
Por aquí, señor. Gracias, muchachita. Dígame, Julia, por favor. Le paso el dato. Yo también exporto para Bolivia y sé cómo ganar, gastando poco.

[Udolf]
¿Qué? Interesante. Me das tu número y cualquier cosa te llamo.

A ver, Tunche, cuéntame cómo están las cosas por acá. Pasé hace un rato por el negocio de Don Pedro.

[Tunche]
¿Ah, sí? ¿Y qué tal?

[Udolf]
Todo sobre ruedas. Ya envaló el oro para que viaje en primera clase. Además, parece que tenemos una nueva socia para Bolivia.

[Tunche]
¿Qué? ¿Cómo es eso, señor Udolf?

[Udolf]
Ay, una mocosa que soltó la lengua. Y tú ya sabes cómo tratamos a esa gente. Con cuidadito y bien enterraditos.

[Tunche]
¿Y de dónde es esa mocosa, para ficharla?

[Udolf]
Es una chica que atiende en la tienda de Don Pedro.

[Tunche]
¿Qué? ¿No será una tal Julia?

[Udolf]
¿Cómo? ¿La conoces?

[Tunche]
Esa rata se metió en el campamento más de una vez.

[Udolf]
Bueno, voy a hablar con Don Pedro. Tú ya sabes qué hacer.

[Don Pedro]
Así que tú has querido hacer negocio con Udolf.

[Julia]
¡No! ¡Usted está loco, Don Pedro!

[Don Pedro]
¡Cállate la boca, moscosa! ¿Tú me has visto la cara? Te fregaste porque el Tunche está viniendo por ti.

[Lorenzo]
¡Mira cómo nos está yendo ahorita! Ya tengo ahorrado una buena cantidad de oro. Como para comprarme mi draga. Y tú y Julita ya saben cómo hacer el negocio de la compra. Le van a sacar la vuelta a Don Pedro, al Tunche. ¡Vamos a ser ricos, hermano! ¡Ricos! Uy, Silverio. Estás tosiendo demasiado, ¿ah? Y tienes una pinta de enfermo. ¿Por qué no te cuidas y dejas de ir al campamento por un tiempo?

[Silverio]
Uy, no sé por qué te asustas tanto. ¿No ves que acá la gente tose? No está enferma, compadre. Uy, no sé cómo Julia te aguanta. Ahí está felizmente que está viniendo. A ver si a ella le dices que se cuide, pues. Que no vaya a los campamentos. Ahora que está viendo cómo es el negocio en grande.

[Lorenzo]
¡Pucha, Silverio! ¡Piensa, pues, piensa! ¿Para qué nos va a servir todo el oro si vamos a estar enfermos? ¿Para qué?

[Silverio]
Uy, ya, ya, tranquilo. Me estás quitando las ganas de saber lo que viene a contarnos Julia.

[Julia]
¡No es posible! ¡No es posible! ¡Qué bruta fui! Tengo que avisarle a Lorenzo.

[Lorenzo]
Aló, Julia. ¿Qué pasó?

[Julia]
¡Tenemos que irnos ya, vieja! ¡El tunche ya sabe todo!

[Lorenzo]
¿Qué? ¿Qué dices? ¿Qué dices? ¿Estás bien, Julia? ¿Estás bien?

[Julia]
Si no te apuras a mí, ahí sí no voy a estar bien.

[Lorenzo]
Ya, ya, ya. Ya vengo ahorita. Vengo ahorita, Julia. Vengo.

[Silverio]
¿Qué pasa, Lorenzo?

[Lorenzo]
Me dice Julia que el tunche ya sabe que ella es la que está comprando oro en los campamentos. ¿Y qué la está buscando?

[Silverio]
Pucha, hermano. Tienen que irse de acá al toque. Ese pata no entra en vainas.

[Cierre]
No hay ciudad ni río donde no hayan estado, ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río donde no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Capitulo 8: Lorenzo y Julita deciden escapar hacia Bolivia, cruzando un área natural protegida. Sin embargo, los comuneros que resguardan el área, le advierten de un nuevo peligro y se ven obligados a regresar a Madre de Dios. Pero todo es vano, el Tunche finalmente los encuentra.

[Lorenzo y Julita] Cap. 8 Verdades y mentiras

[Introducción]
Este es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero terminan metiendo en la pata.

[Lorenzo]
Julia, Julia, ¿cuál es el plan? Acá dice que es un A-N-P, Área Natural Protegida. Creo que estás pensando que el Tunche no nos va a buscar acá.

Pero Julia, y si, y si a nosotros no nos van a dejar entrar. ¡Estamos fregados, Julia!

[Julia]
Tranquilo, Lorenzo, yo conozco a la señora Juana, yo trabajé con ella en el comité de castaña de esta comunidad. Buena gente fue la señora, bien chamba, eh.

[Lorenzo]
Uy, y si, y si, ¿y si sabe que trabajamos en oro?

[Julia]
Ay, pero, ella sabe que yo trabajo en una tienda de venta de oro, no le gusta. Pero, sabe que también me quedé sola, pues, y tenía que ganar más dinero.

[Lorenzo]
Ya, está bien, está bien, pero, pero el plan, Julia, dime el plan, dime el plan.

[Julia]
Mira, por acá llegamos al puesto de control, y seguimos por la carretera que nos va a llevar a la frontera con Bolivia. Por acá no nos va a agarrar el Tunche.

[Hombre 1]
¿Quién anda ahí?

[Lorenzo]
Ay, nos vieron, Julia, nos vieron.

[Hombre 1]
Salan para que los vean.

[Julia]
Acá estamos, aquí estamos. Somos amigos de la señora Juana, la del comité de castaña.

[Hombre 1]
Ah, sí pues, a ti te he visto haciendo bolsitas de castaña confitada con las señoras. ¿Y qué hacen por esta trocha?

[Julia]
Es que queremos ir para Bolivia, y por acá es más corto. ¿Y ustedes?

[Hombre 1]
Tú sabes que tenemos que salir a cuidar, para que no se metan los mineros. Desde que hicimos la trocha, vienen más y más, y están malogrando todo.

[Lorenzo]
Sí, sí, sí, sí, entendemos, entendemos. Y sólo queremos llegar a Bolivia.

[Hombre 1]
No, no van a poder seguir. Todos hemos salido a patrullar. Nos han dicho que están armando un campamento más arriba.

[Julia]
Ay, ¿entonces no podemos pasar?

[Hombre 1]
No, les pueden confundir con mineros.

[Lorenzo]
Julia, creo que es mejor regresar.

[Julia]
Lorenzo, tú sabes que tenemos que llegar mañana, tú sabes.

[Hombre 1]
Si quieren, pasen la noche acá, y mañana siguen para Bolivia. Pero ya saben que es peligroso, porque todos estamos patrullando.

[Julia]
Oye, Lorenzo, mira, está anocheciendo ya. Puedes prender una fogata, ¿no?

[Lorenzo]
Claro, pero… ¿Y si vienen al fuego y nos confunden con mineros ilegales? ¿Nos pueden hacer algo? Estos patas son chéveres y todo, pero… están asados por todo lo que les hacen los mineros ilegales.

[Julia]
Ay, no me hagas reír. Mira quien habla. Estás con miedito de que sepan que también trabajas en un campamento. No te preocupes, yo te protejo, Chibolo.

[Lorenzo]
No me digas… Solo diré que, si estoy acá… es porque viniste corriendo, corriendo, para que te ayude a escapar, ¿ah?

[Julia]
Oye, te voy a dar una cachetada. Tú estás acá porque también te iba a buscar el Tunche. Él sabe que tú estás conmigo.

[Lorenzo]
Espera, espera, ¿escuchaste eso, Julia? ¿Escuchaste?

[Julia]
Tranquilo. Uy, debe ser un vampirito que viene a chuparte la sangre.

[Lorenzo]
Julia, ¿qué es eso? ¿Es un jaguar, no? ¿Es un jaguar?

[Julia]
Ay, no. Es un pícuro lorna. Vamos, párate. Si lo agarramos, vas a ver que rica es su carne. Tú por ahí y yo por acá. Vamos, vamos, vamos.

Me doblé el pie. Ay, todo por hacer cargando el oro. Mejor tenlo tú.

[Lorenzo]
Claro, Julia, claro. Pero, pero… ¿Y mañana vas a poder caminar normal?

[Julia]
Ay, como sea. Pero nos vamos a tener que regresar. Ya sé dónde nos podemos esconder.

[Lorenzo]
Julia. Julia.

[Julia]
¿Qué?

[Lorenzo]
Hace frío. ¿Puedes acercarte un poquito?

[Julia]
¿Perdón? ¿Tanto frío tienes?

[Lorenzo]
Es para darnos calorcito, nada más, socia. ¿Qué estás pensando?

[Julia]
Ay, ya, ya. Pero no te pases de vivo nomás, ¿ah? Ya, duerme. Duerme, duerme.

[Lorenzo]
¡Ay! Paz, Julia. Ya no veía la hora de llegar. Bien cansadito había sido el regreso, ¿ah? Cargando el oro y todavía ayudándote a caminar. Estoy hecho trapo. ¿Y hasta cuándo vamos a estar aquí? Yo no confío en la gente de esta casa. ¿Viste cómo querían saber qué llevábamos en los paquetes?

[Julia]
Ay, sí, lo sé, lo sé. Estaban que preguntaban mucho, ¿no, Lorenzo? Hay que irnos por otro lado ahorita. Si son soplones, no la contamos, ¿ah?

[Lorenzo]
¿Escuchaste, Julia? ¿Escuchaste? Creo que una mototaxi se ha estacionado al frente de la puerta.

[Julia]
Ay, a ver, a ver. ¡No! ¡Son los matones del Tunche!

[Lorenzo]
Julia, Julia. ¿Puedes correr? ¿Puedes correr?

[Julia]
Ay, no sé. No sé.

[Cierre]
No hay ciudad ni río donde no hayan estado, ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río donde no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Capítulo 9: Lorenzo y Julita siguen secuestrados y han sido sometidos a duros castigos por el “Tunche”. Ellos están esperando lo peor. Mientras tanto, Silverio recurre a la ayuda de la comandante Maricarmen para rescatar a sus amigos.

[Lorenzo y Julita] Cap. 9 Hay otras formas de ganar dinero
[Introducción]

Esta es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero terminan metiendo la pata.

[Tunche]
Así que pensaban que no los iba a encontrar. ¿Qué? ¿No sabían que toda la gente trabaja para mí? Si serán lornas. ¿Qué? ¿Querían quitarnos el negocio? ¿Se la querían llevar facilito?

[Lorenzo]
¡Tunchi! Todo es un malentendido, tranquilo. No te estamos jugando sucio, Tunche.

[Tunche]
¡Toma! Mira, Chibolo, si no querías seguir trabajando aquí, te ibas calladito nomás. ¡Toma!

[Julia]
¡No! ¡No le hagas nada, por favor! ¡No le hagas nada! ¡Déjalo!

[Tunche]
Pero estar ahí, diciendo que hay minería buena, sostenible, ¡toma! ¡No friegues, pues no friegues!

[Julia]
¡Párala ya, Tunche! ¡Párala, por favor!

[Tunche]
Pero la que se pasó, la que se pasó fue tu noviecita. ¡Tú sabías que estaba exportando mi oro! ¡Mi oro por su cuenta! ¡Sacándome la vuelta a mí!

[Julia]
Oye, ¿pero acaso uno no puede hacer negocio? Lo que pasa es que tú eres un arrastrado. Udol es el jefe. ¡Tú eres un churrido!

[Lorenzo]
¡No le hagas caso, Tunche! ¡No sabe lo que habla! Franco, que no… Franco, que no pensábamos que te estábamos malogrando el negocio.

[Tunche]
¿Me crees baboso, Chiolo? ¡Ahora la gente me está pidiendo más plata! ¡Ya no quieren trabajar más turnos! ¡Y hasta me piden seguro! ¡Toma! ¡Todo por tu culpa! ¡Minería formal! ¡No me frieguen! ¡Está bien que tú te hayas creído el cuentazo! ¡Pero para qué te metiste con mi gente!

[Lorenzo]
Porque nos conviene, pues, Tunchi. Tú sabes que… …nos explotan. ¡A ti también!

[Tunche]
¡Ya cállate, Chibolo! ¿Tú qué sabes? La gente que quiere ser formal acá no sabe que el gobierno lo único que quiere es meternos impuestos para quedarse con nuestra plata. ¡Y al final se van a quedar más misios!

[Lorenzo]
¡No es verdad! ¡No es verdad! Si eres legal… …te pueden prestar plata. Yo quiero… …comprar una de esas mesas para sacar oro sin mercurio. Tú sabes de eso. Las gravimétricas y… …así gano mi plata sin estar viviendo con miedo. Más tranquilo, pues. Todo más tranquilo. Y encima… …no me van a fregar con eso de que estamos…malogrando la naturaleza y esas vainas.

[Tunche]
Sí, sí, sí, sí. A ver, pues sigue con tu sermón. Grítalo si quieres. Que acá nadie, nadie te va a escuchar.

[Verónica]
¡Silverio, Silverio!

[Silverio]
¿Qué pasó, Vero?

[Verónica]
¡El Tunche encontró dónde estaban escondidos Julio y Lorenzo! ¡Y se los llevó esta mañana!

[Silverio]
¡No! ¿Y cómo sabes eso?

[Verónica]
¡La señora de la tienda me dijo! Dijo que bien temprano nos vio como nos subían a una mototaxi.

[Silverio]
¡Pala! ¿Ahora qué hacemos?

[Verónica]
¿Cómo que qué hacemos? Buscarlos, ¿no?

[Silverio]
¡Ay! Eso ya sé. ¿Pero cómo lo hacemos?

[Verónica]
¿Qué? ¿No decías que conocías los campamentos como la palma de tu mano?

[Silverio]
Sí, pero solo no la hago, pues, Verónica. Ya sé.

[Verónica]
A ti te conoce la comandante.

[Silverio]
¿Maricarmen? Pero ella me odia.

[Verónica]
No te odia. Solo que no le gusta que trabajes en un campamento ilegal. ¡Tú sabes eso! ¡Llámala, llámala! Ella nos puede ayudar.

[Silverio]
Tienes razón. La llamo y te digo dónde nos encontramos.

[Verónica]
Sí, sí, pero escucha, escucha. También dile que Lorenzo ya estaba viendo con otras patas lo de una empresa formal y todo eso. Ay, si eso. Ya tenían los papeles para que le dieran el RUC y esas cosas. Por eso el tunche se vio bajar. Dile eso, dile eso.

[Silverio]
Ah, claro, claro. Eso le voy a decir.

[Tunche]
Toma. Es agua de tu río de minera responsable. Para, por favor, para.

Toma, pues. Bien purita, como te gusta.

[Julia]
Lo vas a ahogar, Tunche.

[Tunche]
No, es para que se le aclare la voz. Como le gusta dar sermones de cuidado del medio ambiente y esas cosas.

[Silverio]
Si lo matas te friegas, tunche, te friegas.

[Tunche]
No te preocupes por él. A ti es la que voy a mandar para que exportes oro, pero ¿sabes dónde? En el cielo.

[Cierre]
No hay ciudad ni río donde no hayan estado, ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río donde no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Capítulo 10: El momento ha llegado. Lorenzo y Julita, intentan salir vivos de las manos de la mafia. La comandante Maricarmen tiene cercado al “Tunche”, pero algo inesperado está por suceder.

[Lorenzo y Julita] Cap. 10 A otra cosa, mariposa

[Agradecimientos]
Esta es la historia de Lorenzo y Julita, una pareja con vidas moviditas, siempre buscando tener, tener más plata, pero terminan metiendo la pata.

[Julia]
¡Párala ya, Tuche! ¡Párala, por favor, párala!

[Lorenzo]
¡Ya no más! ¡Ya no más!

[Tunche]
¿Qué?

[Comandante Maricarmen]
¡Tunche, es la policía! ¡Suelta los chibolos! ¡Sabemos que estás allá adentro! ¡Dile a tu gente que salga con las manos en alto, o vamos a entrar por la fuerza!

[Julia]
¡Oye, escucha! ¡Escucha, parece que hay una tomba que nos quiere sacar!

[Lorenzo]
¡Ese es la comandante Maricarmen! ¡Estamos salvados ya!

[Julia]
¡No te adelantes, Lorenzo! ¡Tunche está armado! ¡Aquí va a correr harta bala!

[Tunche]
¡Y tú! ¡Dile a los otros que agarren sus armas! ¡A mí no me agarran! ¡Y a esos chibolos enciérralos en el cuarto de atrás! ¡Rápido, rápido!

[Lorenzo]
¡Oye, Julia! ¿Tú trabajaste en Castañas?

[Julia]
¿Qué? ¿Y ahorita se te ocurre preguntar babosadas?

[Lorenzo]
Pero dime… ¿Por qué me fastidiabas cuando hablabas de minería formal? ¡Y tú ya habías trabajado en Castañas ya!

[Julia]
¡Ay, Lorenzo, déjate de tonterías! ¡Ahorita nos matan y tú queriendo saber si trabajé en Castañas! ¡Eres o te haces, oye!

[Comandante Maricarmen]
¡Estos no van a salir! ¡Tienes cinco segundos para salir! ¡O si no, entramos por la fuerza! ¡Y va a ser peor, ah! ¡Cinco! ¡Cuatro! ¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! ¡Todos al piso, rápido! ¡Todos al piso!

[Tunche]
¡Párate, chibolo! ¡Párate!

[Lorenzo]
¿Qué me vas a hacer? ¿Qué me vas a hacer?

[Tunche]
¡Ya vas a ver!

[Julia]
¡No! ¡No le hagas nada, por favor! ¡No le hagas nada! ¡Déjalo!

[Comandante Maricarmen]
¿Dónde está el Tunche? No lo veo. ¡Ya! ¡Vamos por detrás! ¡Seguro que se quiere escapar por allá! ¡Quédate ahí, Tunche, ya perdiste!

[Tunche]
¡Baja el arma o lo mato! ¡Juro que lo mato!

[Comandante Maricarmen]
¡Tunche, ya perdiste! ¡No compliques más las cosas! ¡Entrégate de una vez y no la hagas más larga!

[Tunche]
¡Cállese! ¡La cosa es fácil! ¡Déjeme ir! ¡Y al chibolo no le pasa nada!

[Comandante Maricarmen]
¡Haz lo que quieras con el chibolo!

[Tunche]
¿Qué? ¿Vas a dejarlo morir?

[Comandante Maricarmen]
¡Pero claro! Así o te vas a la cana por asesinato o te mueres con él. ¡Así de sencillo!

[Tunche]
¿Qué? ¿No me crees capaz?

[Comandante Maricarmen]
¡Hazlo de una vez!

[Julia]
¡Toma!

[Comandante Maricarmen]
¡Uf, chibola! ¡Te estabas demorando! ¡Ya me estaba asustando!

[Lorenzo]
¿Qué pasó? ¿Qué pasó? ¿Qué pasó?

[Comandante Maricarmen]
Vi a tu chica con una piedra acercándose a Tunche, así que empecé a distraerlo.

[Lorenzo]
¿Distraerlo? ¿Y si me disparaba?

[Comandante Maricarmen]
¡Claro que no, hombre! O sea, bueno, si pasaba, normal.

[Lorenzo]
¿Qué?

[Comandante Maricarmen]
¡Ay, es broma, mocoso! ¡No te iba a dejar morir!

[Julia]
¡Ay, Lorenzo, Lorenzo!

[Silverio]
¡Ya pues, Vero! ¡Cuenta tú, pues!

[Verónica]
Ya, ya. Entonces fuimos al campamento y le dije a uno de los vigilantes que me conocía, un gordito, uno que lleva el faraón, que el Tunche nos había pedido llevarle trago.

[Silverio]
Le tuve que guapear al suri ese, porque se quería pasar con mi Vero, pues.

[Verónica]
Sí, claro, ya. Lo guapeaste bastante, ¿eh? Y bueno, le sacamos el dato y le dijimos a la comandante dónde estaban.

[Lorenzo]
¡Salud, por eso!

[Verónica]
¡Salud, salud!

[Silverio]
Pero escúchenme. Me han dicho que los matones del Tunche no se van a quedar tranquilos. Los van a venir a buscar. A ti, Julia. A ti también, Lorenzo. Los han dejado sin chamba, pues. Y saben que la comandante los va a agarrar.

[Julia]
Sí, pues. ¿Y ahora qué hago? O sea, y yo quería chambear en oro, pero a la legal. Ojo, a la legal, ¿ah?

[Verónica]
Creo que deberían de irse. Al menos por un tiempo. Hasta que todo se calme.

[Lorenzo]
Creo que es lo mejor. Con Julia habíamos pensado en irnos para otro lado, ¿no? ¿Y ustedes qué harán, ah?

[Silverio]
No, ya no voy a chambear en el campamento. Hemos estado viendo otros trabajitos.

[Lorenzo]
¿Qué?

[Silverio]
¿Ya ves? Me convenciste, pues. Salud, dinero y amor. ¿No, Verito?

[Verónica]
¡Qué buena!

[Silverio]
La vida en ese campamento me estaba matando, mano. Ya vi que puedo trabajar en castaña. Se gana bien su platita. Y tranquilo. Hay una federación que está mandándo la castaña a Estados Unidos. Y todo eso. Sí, sí. Ya sé que me van a decir que no todo lo que se vende es oro.

[Julia]
Ya, ya. Seguro que te quieres quedar con mis negocios, ¿no?

[Verónica]
No, Julia. Yo le he dicho a Silverio que también podemos entrar en la tola de madera. Pero sin malograr, ¿ah? Como predica Lorenzo. Pues hay otras maneras de ganar plata, ¿no?

[Lorenzo]
¡Gracias, don mío, gracias! ¡Por fin el sermoneo funcionó, por fin!

[Verónica]
¡Claro! Ustedes saben. Lo que uno hace por los hijos.

[Silverio]
¿Qué? ¿Hijos?

[Verónica]
¡Claro! Hay que pensar en grande. ¡Ay, mamá! Y se llamarán como ustedes, ¿ah?

[Julia]
¡Vamos a ser comadres! ¡Ay, de nuevo! ¡Gracias por ayudarnos! Porque si no, no la contábamos, ¿ah? Oye, mañana ya nos estamos yendo. No nos olviden, pues. Si no, no les mandamos fruta a los ahijados, ¿ah? Por si acaso.

[Lorenzo]
Julia, creo que ya es hora de irnos.

[Silverio]
Oye, ¿y finalmente? ¿A dónde se van?

[Lorenzo]
¡Uy, uy, uy! ¡Sorpresa, pues, hermanito! ¡Ya te llamamos cuando estemos por allá!

[Cierre]
No hay ciudad ni río donde no hayan estado, ni ninguna chamba que no hayan probado. No hay ciudad ni río donde no hayan estado ni ninguna chamba que no hayan probado.

[Agradecimientos]
Esta serie es posible gracias al generoso apoyo del pueblo de los Estados Unidos de América a través de USAID. Su contenido es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de USAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Una propuesta innovadora

Para abordar de manera estratégica y efectiva la lucha frente a los delitos ambientales, es clave primero generar conciencia y respaldo de la ciudadanía de modo que demande activamente su prevención y combate. En ese contexto Prevenir de USAID ha diseñado una innovadora estrategia radial colaborativa que incluye: