La conservación de los bosques amazónicos requiere el involucramiento de diversos actores, cuya vida y actividades económicas dependen de la salud de la Amazonía. Por eso, el Osinfor, junto con el Proyecto Prevenir de USAID, ejecuta un modelo de gestión forestal en el que comunidades, concesionarios y empresas usan la tecnología y comparten información para monitorear el territorio y prevenir la deforestación.
La pandemia de la COVID-19 incrementó la necesidad de herramientas digitales, tanto para la prestación y el acceso a servicios públicos, como para el trabajo remoto de funcionarios. Este desafío se sumó al avance de actividades ilegales como la tala ilegal y la minería ilegal que, entre otras amenazas, llevaron a una deforestación récord en la Amazonía peruana. Solo en 2020 se perdieron más de 200,000 hectáreas de bosques, la cifra más alta en lo que va de este siglo.
Bajo este escenario, el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor) decidió emprender soluciones para mejorar la forma en la que recaba, almacena y comparte la información que recibe de los usuarios del bosque, sean concesionarios o comunidades nativas.
Para ello, contó con el soporte técnico del Proyecto Prevenir de USAID. Juntos, durante dos años de trabajo cocrearon un modelo de gestión que permite generar e intercambiar información precisa, sustentada y oportuna sobre el uso de recursos del bosque. Además, hace posible monitorear potenciales riesgos por actividades ilícitas, como la tala ilegal y la minería ilegal, y respalda cadenas de valor sostenibles. Así, favorece la supervisión de las autoridades, la información que recibe la ciudadanía e incluso, la investigación y potencial sanción de delitos.
Todo empieza en el bosque
Hasta hace unos años, un concesionario del bosque debía presentar sus planes de manejo y hacer rendiciones de operaciones ante las autoridades de manera presencial y con documentación física. Esto llevaba a que se cometieran una serie de infracciones administrativas —no necesariamente a propósito— por falta de tiempo y presupuesto.
Otro problema era que la información siempre llegaba desactualizada a las autoridades. El ciclo básicamente era el siguiente: un concesionario presentaba su información a la autoridad regional forestal, que se tomaba entre uno a dos meses en derivarla al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor). Luego este tardaba otros dos a tres meses en remitirla al Osinfor. En consecuencia, cualquier análisis, evaluación y fiscalización siempre llegaría tarde y se basaría en información desfasada.
“Eso lo hemos acortado con unos aplicativos que hemos desarrollado con Osinfor, y ahora con dos clics la información ya está en simultáneo para las tres instituciones: Serfor, Osinfor y el Gobierno regional”, señala Ángel Félix, responsable del Programa de Monitoreo y Cumplimiento del Proyecto Prevenir de USAID. El experto se refiere al Modelo de gestión forestal mejorada. Veamos en qué consiste y cómo se creó.
Manos a la obra
Un principio clave en este proceso fue cambiar de visión en la difusión de la información en el sector público: ha pasado de un manejo fragmentado por institución a su uso compartido por medio de la tecnología.
Otro tema fundamental era el presupuestario y de capacidades. Por eso, evaluaron con qué tecnología, herramientas (si trabajan con imágenes de alta precisión, por ejemplo), espacios físicos, y especialistas contaba el Osinfor en ese momento y, sobre esa base, desarrollaron herramientas que no generaran mayores gastos al Estado ni a los usuarios del bosque.
El siguiente paso fue desarrollar un aplicativo que permitiera a los usuarios del bosque enviar información de manera oportuna y que canalizara denuncias ambientales que afectan el patrimonio forestal. Así nació MiBosque, un aplicativo muy sencillo que, con un solo clic y, en algunos casos, con solo rellenar un pequeño texto, permite el envío de información a las autoridades. Puede funcionar en el celular más básico, no consume memoria, es de libre disponibilidad y trabaja sin Internet. Esto último es fundamental para quien está en campo en zonas remotas. El aplicativo permite ingresar toda la información y, cuando el usuario llega a la ciudad más cercana con conexión a Internet, esta se sube automáticamente a la nube y entra a disposición del Gobierno regional, del Serfor y del Osinfor.
Denuncias a un clic
Otra de las novedades de MiBosque es que permite que quienes se topan con actividades ilegales en la Amazonía, las denuncien en ese momento mediante la toma de fotografías y el envío de las coordenadas del lugar. La información llegará primero a las autoridades forestales, que son el Osinfor y el Gobierno regional respectivo. Una vez que se precise el contexto de los hechos, la información se deriva, según el caso, a las Fiscalías Especializadas en Materia Ambiental, a la Policía Nacional del Perú o a las Gerencias Forestales, si se trata de una falta administrativa.
Ha sido fundamental que, al momento de crear el aplicativo MiBosque, se pensó en que la información que recabe pueda servir como sustento para procesos legales. Por eso, su ficha de patrullaje incluye todos los criterios mínimos que un fiscal necesitará para denunciar un hecho delictivo.
- Narración clara de los hechos ocurridos.
- Identificación de los presuntos autores del delito (solo si es posible).
- Fotos o videos del lugar de los hechos (drones).
- Elementos del delito (camiones de transporte, maquinarias, etc.).
- Cualquier otro que pueda servir como medio probatorio (vistas satelitales).
“La intención de este modelo de gestión es poder generar todo este flujo de información para que llegue a las personas que van a sancionar de alguna forma los delitos ambientales, sean administrativos o penales”, precisa Ángel.
Toda esta información ahora tiene puntos de georreferencia de bosque, coordenadas y se puede graficar en un mapa. Y ahora ha sido puesta en línea a través de la plataforma SIADO (Sistema de Información de Archivos Digitalizados) de Osinfor. “Esto para que los tomadores de decisiones puedan tomar acciones, ver si el usuario del bosque está haciendo un buen uso de los recursos o si está blanqueando o falseando información”, concluye Ángel.
¿Cómo funciona el Modelo de gestión forestal mejorada?
En este esquema, los usuarios del bosque son el eje clave para el aprovechamiento sostenible y el monitoreo de actividades ilícitas. Con ello, preservan la Amazonía y generan progreso económico.
- Información actualizada y accesible. La información nace siempre del bosque. Por eso, el proceso empieza en campo, con la elaboración de los mapas de amenazas. Estos implican identificar las áreas potenciales de amenazas para priorizar las acciones de control y vigilancia en el territorio.
- Mejores capacidades y competitividad. Para tener una mejor llegada a los usuarios del bosque, el Osinfor ha desarrollado una metodología de capacitaciones llamada la Mochila Forestal. Dentro de ella, el Proyecto Prevenir de USAID ayudó a desarrollar dos módulos: el Módulo de delitos ambientales y el Módulo de cumplimiento de obligaciones. En este último está incluido el aplicativo MiBosque.
- Monitoreo y control del territorio. Los usuarios del bosque organizados en redes locales emplean drones, fichas manuales de campo que todavía se siguen usando en algunos casos, el aplicativo MiBosque y sistemas de posicionamiento global (GPS) para registrar y reportar potenciales delitos. Toda esta información permite elaborar un plan de monitoreo anual y priorizar los patrullajes.
- Reporte en tiempo real. Usando el aplicativo MiBosque, los usuarios reportan sus obligaciones y pueden presentar denuncias para su investigación. Además, ahora llegan registros de imágenes satelitales cada 15 días, con lo que el bosque está siendo permanentemente monitoreado.
- Acceso al mercado y oportunidades de inversión. Al usuario del bosque que cumple adecuadamente con todos los pasos anteriores y prueba que está haciendo un buen manejo forestal, el Osinfor le entrega una constancia de cumplimiento de obligaciones. Al ser un certificado del Estado peruano que confirma el origen legal y sostenible de los recursos, le permite negociar mejor los precios de sus productos en mercados más competitivos y amigables con el ambiente.